jueves, 26 de abril de 2012

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.


No quiero que lea este libro.

      Hace unos días una mami preocupada me comentaba que su hija quería leer Los Juegos del Hambre, porque, en teoría, todas sus amigas lo habían leído y que a ella le parecía que aún no tenía edad para ese libro. Lo cierto es que la pequeña tenía 12 años y la preocupación de la madre era perfectamente comprensible. No es la primera vez que me encuentro con esta situación, la saga Crepúsculo también trajo a la librería lectores de todas las edades y mayores preocupados por las consecuencias de su lectura.

      Supongo que ahora, que la demanda de literatura juvenil es tan amplia, resulta complicado saber qué es exactamente lo que leen nuestros chicos. En realidad, creo que es una suerte que haya tanto donde elegir, independientemente de que no todo sea lo que cabría esperar, pero entiendo que muchos anden medio perdidos en este mar de novedades y más novedades.



      Pero ¿qué pasa cuando los niños o los jóvenes quieren leer algo que los mayores no consideran adecuado? Pues, la verdad es que esta pregunta es difícil porque ahí ya entra el tema de la educación y en esos casos, como dice mi padre, más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.

      En lineas generales, es normal que que un niño quiera tener a su alcance lo mismo que sus compañeros y amigos así que, si Gerónimo Stilton es un ratoncito que arrasa en las librerías, lógicamente, querrá conocerlo y si puede ser con uno de los libros de olores, mejor. A medida que vaya aumentando la edad, el panorama va cambiando y es en estos casos en los que yo me he encontrado más desacuerdos entre mayores y pequeños (o ya no tan pequeños).

      Es cierto que el mercado del libro, como todos, se rige por las ventas, esto quiere decir que las campañas de promoción existen, son cada vez más agresivas y se encargan de subir a lo más alto libros, sagas, etc., muchas veces sin importar el lector que se encontrará con ella. Si algo vende, todo vale. Pero esto no es siempre así y tampoco vale de excusa para que no sepamos qué tenemos realmente a nuestra disposición. Al lado de los grandes súper ventas, o a raíz de ellos, encontramos montones de libros interesantes y conviene echarles un ojo.



      Por otro lado, estos libros que toooodos leen no son ni los mejores ni los peores, son, en general, flojitos en cuanto a literatura pero muy entretenidos. ¿Valores? Hay de todo y si esa es la mayor preocupación de un padre, hasta de los libros sin valores se pueden sacar enseñanzas. ¿Por qué digo esto? Porque, a día de hoy, la violencia de Los Juegos del Hambre tiene aterrado a más de un progenitor, por ejemplo, pero el otro día hicieron un comentario en el blog sobre este libro que me pareció maravilloso. Al adulto le había encantado pero lo que más le había gustado fue que sus hijos lo leyeron fascinados y pudieron hablar y debatir sobre temas complicados (las guerras, la violencia, los personajes públicos...) todos juntos. Entiendo que, al haber tanto diálogo, si uno de los niños se había sentido más impresionado de la cuenta los padre habían podido detectarlo y ayudarle a plantear eso.

      Por otro lado, estos libros, que suelen ser sagas, consiguen despertar el gusto por leer, hacen que los niños o jóvenes sean muy conscientes de lo divertido que es y les animan a buscar más libros en los que perderse. Creo que eso es realmente bueno y que, incluso si no les aportan nada más, ya está trayendo algo bueno.

      Mi experiencia es que, si un niño tiene confianza con sus mayores y si le han acompañado en su trayectoria lectora, no suele cuestionar las opiniones de estos. Me explico, yo no recuerdo haber tenido restricciones con respecto a las lecturas pero cuando mis padres me decían que ese o aquel libro me iba a aburrir o que todavía no lo iba a entender no me planteaba nada más, al fin y al cabo, ellos siempre me daban libros interesantes y no todos eran exclusivos para niños de mi edad.

      Trabajando en la librería vi casos como el mío con frecuencia. Niños a los que sus padres les comentaban que para leer el cuarto libro de Harry Potter era mejor esperar un poco o chavales un poco más mayores que no se abalanzaban sobre Crepúsculo porque ya lo harían más adelante. Los libros en cuestión no solían plantear un problema, llegarían más tarde, no pasaba nada, mientras, había mucho que leer.

      El problema venía cuando los niños o jóvenes no eran muy lectores y sus mayores tampoco. En esos casos, la mayoría de las veces no había un motivo claro para no llevarse el libro, era simplemente no porque no, porque no es para ti, porque es malo (lo que no quiere decir que no hubiera razones de peso, simplemente que no se planteaban)... y el resultado, que esos chavales, no muy lectores, acababan viniendo sin sus padres y sentados en un rincón de la librería, leyendo justo los párrafos que habían tratado de evitarle y sin herramientas para filtrarlos o procesarlos de manera adecuada.



      Los motivos por los que una persona decide que no quiere que su hijo lea este o aquel libro son solo suyos y yo no voy a entrar en eso pero sí es cierto que, a veces, hay que plantear más cosas antes de vetarlo. Cabe la posibilidad de que el niño o joven, que no entiende las razones que le dan, decida revelarse (porque es la época de hacerlo y si no se hace entonces no se hace, que luego perdemos mucha chispa) y a pesar de todo leerlo. En esos casos, justo lo que sus padres trataban de evitar va a llegar al lector con mucha más fuerza y si puede hacerle daño, se lo va a hacer y no va a tener como defenderse.

      Así pues, mi consejo en estos casos sería; primero, acompañar al niño en sus lecturas desde pequeño, para crear un clima de confianza en el que hablemos de las lecturas y las opiniones de cada uno, sin tapujos. Segundo, si no queremos que lean un libro pero pensamos que lo pueden hacer, yo creo que lo mejor es leerlo con ellos, volviendo a ese clima de confianza, hablando de los temas complicados y ayudándoles a ver las cosas de la manera más global posible.

      Por supuesto, antes de llegar a estos dos consejos, lo principal es que los adultos tengan idea de lo que hablan. No vale prohibir un libro porque la madre de Fulanito lo desaconseja sin saber de qué trata el libro, cómo es y si de verdad es tan, tan horrible (que no suelen serlo). Los padres no pueden leer todo lo que leen sus hijos, lo entiendo, pero sí conviene que se informen. Por suerte, hoy en día, internet facilita mucho estas cosas.



      En fin, espero que mis humildes consejos y cavilaciones de este mes os puedan ayudar un poco si os encontráis en casos parecidos aunque sé que cada situación es un mundo.

     A mí no me queda más que desearos que peséis un buen puente. Yo me voy al campo unos días y no sé si podré responder a los comentarios pero, cuando vuelva, me pondré al día.

     Un abrazo a todos y nos leemos.

lunes, 23 de abril de 2012

¡Feliz día del libro!





    “Hay historias que, si las lees a la edad apropiada, te acompañarán el resto de tu vida. Puede que olvides el título, o quién las escribió, puede que con el paso del tiempo no recuerdes con claridad los detalles de la trama, pero si un relato te conmueve en cualquier sentido, pasará a formar parte de ti y se instalará para siempre en algún rincón remoto de tu mente”.
                    
                                                                                                                Neil Gaiman.

jueves, 19 de abril de 2012

En llamas / Sinsajo. Suzzane Collins.


    Bueno, y vamos allá con los otros dos libros de la saga de Los Juegos del Hambre. Los voy a reseñar los dos juntos porque me resulta muy difícil no hablar de la saga en general y creo que, además, uno por uno igual os aburrís.

     Lo malo de estas reseñas es que no puedo contaros el argumento sin que sepáis cosas d ellos libros anteriores así que, si no los habéis leído, dejad esta entrada para otro momento.

     El segundo libro de la saga es En llamas y debo reconocer que, en algunos aspectos, me ha gustado más que el primero. No en general, es más flojo, pero tiene un par de ideas originales.

     En él, Katniss y Peeta han conseguido salir con vida de los últimos Juegos del Hambre gracias a su estrategia de ganarse al público como una pareja enamorada. Ya están de vuelta en su distrito y deberían sentirse, cuando menos, aliviados. Pero no es así, aún les queda la gira promocional por todos los distritos y el Capitolio no les va a perdonar que hayan osado a desafiarles, sobre todo a Katniss. Así empezamos este libro que va a enseñarnos la cara más cruel de la terrible tiranía en la que se encuentra Panem y el dolor de sus habitantes. Por si fuera poco, justo este año, por aquello de que se juega la 75 edición de los juegos, serán diferentes, mucho peores, ya os lo imaginaréis y nuestros protagonistas no saben hasta qué punto les va a tocar sufrirlos.



     Decidí leerme los tres libros seguidos porque sabía que si no lo hacía así no acabaría la saga y me conformaría con preguntarle a mi hermana un par de dudas. No quería que me pasara eso así que, en cuanto acabé el primero empecé con este. Debo decir que me falta y me sobra lo mismo que en el otro. La historia me sigue pareciendo buena y original y sigo pensando que el tratar de hacerla comercial la estropea.

     Vamos viendo evolucionar un poco a los personajes, o tal vez es que los vamos conociendo mejor, los que tenían algo que aportar siguen haciéndolo y los clichés no cambian. Katniss, la pobre, consigue ir cayéndome cada vez peor y me sigue pareciendo una persona con muy poca amplitud de miras y que, además, se arrima al sol que más calienta,como ya reconocerán otros personajes más adelante. Total, que a pesar de ser la protagonista, yo no consigo encariñarme con ella.

     Y esta vez vamos a entrar de lleno en el supuesto triángulo amoroso. Parece que en la literatura juvenil si no hay un triángulo amoroso no hay historia y por lo tanto, lo colocamos en la novela aunque no acabe de tener sitio. Esa ha sido mi sensación. La historia de amor de esta saga no es emocionante porque solo uno de los implicados siente amor y lo demuestra. La chica del triángulo no sabe hacia dónde caminar (reconozco que en su caso yo tampoco sabría) y va de uno a otro sin que sepamos muy bien qué la impulsa a hacerlo. Del tercero en discordia, Gale, el compañero de caza y amigo de Katniss, no conoceremos los sentimientos hasta este libro y a mí no me parecieron muy creíbles.

     ¿Qué me ha gustado? Hemos conocido mejor Panem y a sus habitantes, han aparecido nuevos personajes bastante interesantes y la historia, cada vez más violenta, va tomando una dirección que, si bien era de esperar, ayuda a dar sentido a la historia.

     En Sinsajo el tercer libro de la saga todo se ha complicado mucho más. Katniss ha vuelto a sobrevivir a los juegos y se encuentra en el distrito 13 que había conseguido permanecer oculto y con vida y que planea una revolución. Su familia y la de Gale también están allí y Peeta ha sido capturado por el Capitolio.



     Al comenzar a leer este libro vamos a encontrar una Katniss huraña y encerrada en sí misma, totalmente traumatizada. No es para menos, la verdad. Lo curioso es que justo ella, que no es capaz de mirar más allá de su dolor, que lo da siempre todo por perdido antes de luchar (aunque luego luche como una leona) y que cada vez es más dura se ha convertido en símbolo de la revolución, todos los distritos ven en ella una esperanza y parece ser que, al desafiar al Capitolio en los primeros juegos, encendió la chispa que hacía falta para que la gente de Panem decidiera que no se iba a dejar pisotear más.

     Una vez más, la violencia va a llenar páginas y páginas. Hay quien me comentó que le había parecido excesiva y gratuita, yo, más bien, la veo un poco rebuscada.

     Me llama la atención que, en esta revolución no hay unión ni compañerismo. Solo algunos de los personajes que ya conocemos conseguirán hacerla más humana. El distrito 13 que debería aparecer como un aliado se columpia siempre entre esto y una nueva pequeña dictadura, la vida allí no es mejor que en los otros distritos y sus habitantes no son más valientes ni tienen más esperanza, rezuman amargura por los cuatro costados. Con las cosas así, entiendo perfectamente que Katniss, que no es la alegría de la huerta, no encuentre motivación para ser imagen de nada y se limite a dejarse llevar como una marioneta. A lo mejor pensáis que estoy loca pero creo que Katniss y su actitud forman parte de esta crítica social de la que hablábamos en la reseña anterior. Al fin y al cabo, la sociedad que se nos presenta no es tan diferente a la nuestra (por desgracias, sabemos que hay niños que se ven obligados a matar para sobrevivir). ¿Y nuestras figuras representativas? ¿Son como Katniss? Al fin y al cabo ella no merece el papel que se le asigna, no hace nada por ser digna de él, es más, ni siquiera le gusta. Se limita a dejarse manejar y a poner la imagen. Es una heroína de mentira, una fachada.

     No me ha gustado esta actitud de los personajes, sin esperanza no hay un motivo para luchar, el odio hacia el opresor solo, sin más, no sirve.

     Leí en el blog de Laky (Libros que hay que leer) que la historia no acababa ni bien ni mal sino como era de esperar. Estoy de acuerdo, en una novela en la que todo es negro y gris, esa falta de esperanza de la que hablo no puede provocar más que un final gris.

     Lo cierto es que toda la saga repite patrones y conductas y es bastante previsible, creo que eso ocurre porque le falta un poco de elaboración. Cuando empecé a leerlo le comenté a mi hermana que si el libro hubiera estado más cuidado y mejor terminado habría salido una novela de ciencia ficción para adultos muy buena y ella me dio la razón aunque también me comentó que entonces habría tenido que ser más densa, no habría llegado a tanta gente y no se habría vendido igual, Ahí radica, en mi opinión, el fallo más grande de esta saga. Tenemos una buena historia, un argumento original, unos personajes que, bien jugados, podrían haber dado mucho de sí y una crítica social que a mí me ha gustado muchísimo. Todo eso desaparece bajo el peso de las reglas de los best seller. Me da igual que hubiera estado orientada para jóvenes o para adultos, si no se hubiera forzado una estructura comercial habría sido fantástica (y quién sabe, a lo mejor se habría vendido igual) pero supongo que es más fácil ir a lo seguro.

     Dicho esto, a pesar de todos los defectos que yo le veo (y en los que no hubiera hecho tanto hincapié si no me hubieran querido vender algo que no es), yo recomiendo la saga, como ya dije, engancha, es fácil de leer, cuenta una historia original y es entretenida. Sí recomiendo tener cuidado con las edades y la sensibilidad de los lectores, no son pocas las quejas que he leído de madres que comentaban que sus hijos se habían impresionado. Tal vez no nos parezca para tanto pero no olvidemos que es una novela juvenil y eso quiere decir a partir de 14 años y siempre dependiendo del grado de madurez de la persona que se va a encontrar con ella.

jueves, 12 de abril de 2012

Los Juegos del Hambre. Suzzane Collins.


     Ahora que blogger ha hecho las paces conmigo y parece que me deja actualizar mis blogs y hacer comentarios (algo que llevo días sin conseguir, ni en mi blog ni en los de los demás), vamos a ver si nos vamos poniendo al día.

      Tenía pendiente la lectura de este libro desde hace mucho y este año, los Reyes lo dejaron en el zapato de mi hermana Blanca y ya no pude retrasar por más tiempo zambullirme en sus páginas.

      Me encantan las lecturas conjuntas y aunque la blogosfera está llena de ellas, por acumulación de lecturas en la lista infinita, no estoy pudiendo apuntarme a ninguna así que, cuando vi que en los blogs El rincón del sastre y Fantasy World estaban organizando una con este libro, no me pude resistir. Me apunté y aquí estoy, lista para contaros.

      Lo primero que tengo que decir es que me encuentro en una encrucijada, de nuevo, como me pasa en otras ocasiones, soy de las pocas que no se levanta a aplaudir cuando termina la función y eso me hace sentir un poco fuera de lugar porque además, en este caso, me niego rotundamente a hacerlo.

      Hace días que terminé de leer la trilogía y desde entonces ando dándole vueltas a cómo enfocar mis reseñas. Para obtener una visión más global he hablado sobre ella con amigos, he leído reseñas de otros blogs y la he valorado con mi hermana Blanca, de quien me fío mucho a la hora de hablar de libros. A ella le ha gustado. ¿Y a mí? Pues, honestamente, a mí también, me ha entretenido y he pasado un par de ratos curiosos con la historia pero no me ha emocionado, no me parece genial y no acabo de entender el revuelo y las opiniones que he leído sobre ella.



      Vamos a empezar por el principio. Hoy reseñamos el primer libro de la trilogía, el que le da nombre, Los Juegos del Hambre y nos encontramos con que el mundo ha cambiado un poco a lo largo de los años, las cosas han ido de mal en peor y hoy por hoy Panem (he leído por ahí que sería EEUU) está gobernado por una dictadura horrible y despiadada. Hace años, los distritos que componían el país se rebelaron contra el Capitolio, este venció y los dejó sumidos en la miseria y el horror, al Distrito 13, directamente, lo destruyó. Además, en compensación por aquella afrenta, los 12 distritos restantes se ven obligados a “jugar” todos los años a los Juegos del Hambre en los que participan dos personas de cada distrito, un chico y una chica de entre 12 y 18 años y en los que deben luchar a muerte, pudiendo quedar solo un vencedor. Con este panorama y con la protagonista del libro, Katniss Everdeen, metida en semejante berenjenal, empezamos al historia. Ella se presenta voluntaria para evitar que su hermana pequeña, Prim, tenga que ir y la acompañará Peeta Mellark, el hijo del panadero, alguien a quien desea fervientemente no tener que matar. Evidentemente, este año, Los Juegos del Hambre serán un poco distintos.

      La idea en sí me parece muy original (aunque ha recibido muchas críticas por ser demasiado similar al libro Battle Royale, del japonés Koushun Takami), en un momento en que la literatura juvenil está llena de novelas románticas y de vampiros, un poco de ciencia ficción viene muy bien. Un mundo destrozado, un gobierno tirano y malvado y un reality show que ha dejado atrás cualquier atisbo de ética o de moral. Con estos ingredientes podíamos tener delante una gran historia.

      Y ¿por qué pienso que no la tenemos? Bueno, para empezar, me siento un poco estafada, había leído tantas maravillas sobre esta trilogía que pensé que sería algo más que una nueva estrategia de marketing. Creo que esa sensación hace que juzgue el libro con demasiada dureza. Estoy muy cansada de que se juegue con el lector infantil y juvenil, de que pensemos que por ser eso, niños o jóvenes, podemos darles cualquier cosa con una serie de ingredientes que nunca fallan y no preocuparnos por nada más. Estoy harta de ver campañas maravillosas para libros que no pasan de entretenidos, que no cuidan en absoluto la calidad de lo escrito, para olvidar novelas muy buenas, también con esos ingredientes comodín, que aportarían al lector mucho más. Supongo que eso me ha pasado con esta obra. Lo siento, no es maravillosa, no es una revelación y no se merece, en absoluto, el bombo que se le está dando. Es muy entretenida, sí, engancha y se lee muy bien. Tiene un ritmo muy ágil, un lenguaje fácil de manejar y una acción más o menos bien llevada que consigue que no te aburras. Además, a medida que vas leyendo intuyes muchísimas promesas de que queda mucho por descubrir y de que vamos a tener sorpresas.

      Por otro lado, lo hablaremos con calma en otro de los libros, la trilogía entera alberga, bajo mi punto de vista, una crítica social brutal y realmente buena que, por lo que yo he observado, pasa totalmente desapercibida entre tanto tópico, frase hecha y conclusiones previsibles.

      No sé cómo se planteó esta novela, no sé si la autora la paseó por las editoriales para que la publicaran, si se pactó, si su original era diferente y se lo tocaron para conseguir algo más comercial pero yo creo que se ha cogido una semilla muy prometedora y se la ha obligado a crecer en una dirección, consiguiendo un resultado final cargado de lugares comunes y previsible. Eso me da mucha pena.

      Centrándonos solo en este primer libro, creo que el mejor en algunos aspectos y el más vacío en otros, me ha gustado mucho el enfoque. Se castiga al pueblo y además, se le obliga a participar en el castigo convirtiendo todo lo que tiene que ver con esto en una fiesta. Los jóvenes que tendrán que saltar a la arena son tratados como estrellas, el día en que se eligen los tributos (participantes) es fiesta y todo se convierte en un espectáculo. Además, justo en estos juegos y por primera vez, alguien va a utilizar el espectáculo para que el viento sople a su favor y no en contra.

      Por otro lado a la autora no le tiembla la mano, nos promete violencia y violencia tenemos, continuamente. Lo malo es que esta violencia no acaba de impresionar, sabemos que los tributos deben morir por lo que, que esto ocurra, no nos sorprende y las maneras en que mueren... bueno, a mí no han conseguido llegarme. Y esa es una de mis quejas, soy tremendamente sensible y creo que solo una muerte me conmueve y me dice algo.

      Sobre este tema, la violencia, del que aún tendremos que hablar, si quiero hacer una aclaración. He leído quejas de madres que protestaban porque sus peques, de 11 o 12 años se habían impresionado leyéndolo. En este caso, creo que no es culpa de la autora, que el libro tiene violencia lo sabemos en cuanto conocemos el argumento, en lineas generales, no es para niños de esas edades sino más mayores y como tutores o padres, debemos valorar si un libro es adecuado o no.



      Los personajes no son lo que esperaba. Katniss, nuestra protagonista, es una persona tan convencida de lo dura que es su vida que no ve más allá. Contra todo pronóstico, no es ella la que le da color al texto, son su compañero (en teoría mucho más estereotipado), su mentor, su equipo de preparación e incluso otros tributos, los que se encargan de que nosotros, lectores, le veamos la chispa al relato y mantengamos la intriga y las ganas de seguir leyendo. Ella es cabezota, fuerte, valiente y decidida, pero no es capaz de mirar más allá. Debo reconocer que este personaje me ha desconcertado mucho pero creo que no se ve en conjunto si no se lee la trilogía entera. Un amigo me dijo que a él le parecía original este enfoque, que no fuera la típica protagonista. Después de darle muchas vueltas, creo que tiene razón y que la construcción de este personaje tiene un objetivo. Os lo contaré en próximas reseñas para que me digáis si estoy loca pero en este primer libro, mi sensación fue que no era posible identificarse con ella y mucho menos encariñarse, haciendo mucho más difícil que el lector se metiera de lleno en la obra, ya que, para más inri, es ella, en primera persona, lo que nos cuenta todo. Esto, para mí, es otro error, un narrador en tercera persona habría dado mucho más juego.

      Ojo, no es que no le vea méritos al personaje, no olvidemos que tiene 16 años y ha conseguido que su familia no se muera de hambre, que luchará en los juegos como una auténtica jabata y que tendrá momentos realmente brillantes pero, como protagonista, no llena en absoluto el espacio que se esperaría de ella, necesita mucho a los personajes secundarios.

      Estos, por otro lado, a pesar de ser muy estereotipados, son los que consiguen que nos sorprendamos y los que más intriga aportan a la narración. Desde ya diré que mi favorito es Haymitch Abernathy, el mentor de Katniss y Peeta, el único vencedor de unos Juegos del Hambre del distrito 12 y que debe ayudarles a sobrevivir. Creo que es uno de los personajes que más tiene que ofrecer a lo largo de la trilogía porque no es como creemos en un primer momento.

      En fin, mi conclusión general sobre este primer libro es que es entretenido y está bien, pero no me parece un libro de 10, ni mucho menos.

      Igual la reseña os parece muy rebuscada pero quería argumentar mi opinión mínimamente, sobre todo, porque es diferente, opuesta en cierto modo, a otras que he leído y si no ves las cosas como los demás, creo que debes explicar por qué.

      En fin, seguiremos hablando de esta trilogía en los próximos días y ya me diréis vuestra opinión.

      Blogger sigue sin dejarme funcionar bien del todo, no consigo comentar, ni mi blog ni los demás, así que os pido disculpas y debo un millón de visitas y comentarios. Espero que todo vuelva pronto a la normalidad.

      Un abrazo a todos y nos leemos.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.


  Libros y películas.

     
      Ahora que está apunto de estrenarse la primera parte de la adaptación de Los Juegos del Hambre, una de esas sagas que han causado sensación entre grandes y chicos, he pensado que era un buen momento para comentar esto de las adaptaciones al cine.



      No sé si os pasa, muchas veces pregunto a alguien si ha leído este o aquel libro y me responde “no pero he visto la película” y en general, a mí se me pone cara de tonta y no sé qué decir, normalmente es “ah, vale”. Pero en realidad no vale y la conversación se acaba ahí. Y me preguntaréis, ¿por qué no vale? Hay que reconocer que se hacen películas realmente buenas de algunas novelas, ¿no podemos seguir la conversación desde esa base? Sí, sí que podríamos y lo he hecho, en lugar de “ah, vale” he dicho “y ¿qué te pareció?” Para continuar hablando del tema. Lo malo es que, al final, siempre he llegado a la conclusión de que si yo hablo del libro y la otra persona de la película no hablamos de lo mismo y por lo tanto, la conversación cojea.



      Y ahora me voy a explicar un poco porque parece que estoy aquí defendiendo a ultranza el libro sobre la película y no es esa mi intención. Desde ya os cuento que me gustan las adaptaciones, suelo verlas, disfrutarlas y me declaro una loca de las de El Señor de los Anillos y las de Harry Potter. No me canso de verlas y desde luego, Harry Potter (sobre todo las primeras) es la opción ideal para las noches que Jaime no está en casa y a Byron y a mí nos toca acurrucarnos en el sofá (él en el suelo, a mis pies) los dos solitos. En fin, que no me parece mal que se adapten los libros, todo lo contrario y si las adaptaciones están bien hechas, ¡mucho mejor!

      Pero eso no quiere decir que ver la película sea “lo mismo” que leer el libro. Es cierto, nos enteramos más o menos de lo que pasa y conocemos la historia pero por el camino se nos queda una parte muy importante del espíritu de los personajes, de los sentimientos, del misterio y de la historia. No señor, no es “lo mismo” y creo que eso es algo que todos deberíamos tener presente porque si no, ¿cómo le explicamos a un niño que vale la pena leer un libro si puede ver la película?



      Pongamos el ejemplo de Harry Potter, una saga que está muy, muy bien adaptada y que consigue que nos metamos de lleno en el mundo de los magos. Yo leí los libros antes de ver las películas, claro y a ver la primera mi hermana Blanca y yo conseguimos arrastrar al resto de la familia, (papá, mamá, hermano Rafa y hermano Pedro, ahí es nada). Como es natural, nosotras lo pasamos pipa y disfrutamos un montón, los demás, bueno, creo que no estuvo mal, pero me llamó la atención que mis hermanos nos hacía preguntas sobre la trama porque había cosas que se les escapaban. Al salir del cine y comentar todos lo que nos había parecido llegamos a la conclusión de que, no es que se les escaparan las cosas porque se despistaran sino porque, por mucho que lo intentaran los guionistas, era imposibles contar en dos horas toooooodo lo que la autora nos cuenta en los libros. Blanca y yo llenábamos huecos, de manera inconsciente, con lo que ya sabíamos, gracias a la lectura enriquecíamos la película, para los demás, los fallos del guión eran mucho más obvios.

      Con El Señor de los Anillos también tuvimos nuestros más y nuestros menos, yo no me imaginaba a los hobbits así y Blanca estaba muy enfadada porque Aragorn, el de la película, no le encajaba en absoluto con el del libro. Al final tuvimos que sucumbir al encanto de los personajes pero, en mi caso, traté de hacer una clara diferencia entre libro y película porque había muchos detalles que no quería perder y que la versión en pantalla no me iba a dar.



      Recuerdo que una tarde, en la librería, asistí fascinada a la discusión de dos niños sobre los libros de Harry Potter. Uno, el que no se lo había leído, estaba segurísimo de que todo salía en las pelis, el otro, después de un rato de discutir y se ve que ya muy harto del tema, empezó a enumerar cosas que no aparecían. Si os soy sincera, yo no me había percatado de que eran tantas y poco me faltó para ir a bichear los libros como una loca buscando todo eso. Yo no lo hice porque tenía otras cosas que arreglar en ese momento pero el chico que solo había visto las películas sí lo hizo. Como es natural, no encontró nada, porque son siete libros que van creciendo en páginas, cada vez más y es muy difícil dar con algo si no los controlas un poco. El pobre dijo que tenían la letra pequeña y creo que eso le sirvió de excusa para no seguir mirando pero yo me quedé pensando en que, si las películas le habían gustado, ¡cuánto más le habrían gustado los libros!

      Cuando se dijo que la saga de Crepúsculo también iba a ser adaptada una chica que solía venir a la librería y leía tooooda la literatura juvenil de ese tipo que salía me preguntó qué me parecía, yo le dije que creía que era imposible que consiguieran que Edward (el vampiro) fuera tan guapo como aparecía en el libro. Ella se rió pero cuando vimos las primeras fotos nos dimos cuenta de que tenía razón, Edward no era ni la mitad de guapo que en el libro porque era imposible y los que hayáis leído el libro sabréis a qué me refiero. El cine es mágico pero hay cosas que la palabra escrita expresa mil veces mejor.



      Por eso, aunque, en general, me parece bien que los libros se lleven a la gran pantalla (no voy a entrar en el hecho de que solo los best sellers parezcan merecerlo) y me encanta que las películas sean espectaculares y me lleven lejos al verlas, procuro leerme antes el libro porque creo que me va a contar mucho más y estoy casi segura de que ninguna película, por muy bien adaptada que esté, podrá ser mejor que el libro. No me refiero a efectos especiales ni nada de eso, me refiero al cuento, a la historia que nos tiene que llegar, no creo que ningún guionista pueda hacerlo mejor que el escritor, sencillamente porque este último fue el que creo el universo en el que nos sumergimos y conoce a sus personajes y su vida (antes y después del libro) mejor que nadie porque les dio vida.

      Creo que es bueno que los niños vean las películas de sus libros pero me parece fundamental que no les dejemos caer en el error de que es “lo mismo”. Sin el libro nos falta algo, podemos decidir que no nos interesa ese algo, pero los lectores empedernidos sabemos que es así y es bueno que tengamos en cuenta la diferencia. La película de Matilda es muy divertida y me lo pasé como una enana viendo Charlie y la fábrica de chocolate, pero ninguna de las dos son tan, tan especiales como los libros.



      Dicho todo esto, estoy casi segura de que, antes o después, acabaré viendo Los Juegos del Hambre, aunque aún no sepa qué pensar del libro, que no veré la serie de Canción de hielo y fuego hasta que no haya encontrado el momento para continuar la lectura donde la dejé, que este viernes, que me toca cenar sola, volveré a ver una de las películas de Harry Potter o La Comunidad del Anillo porque me encantan y que antes de fin de año me habré leído otra vez El Hobbit porque hace mucho que lo hice, pienso ir a verla al cine, como buena friki que es una y no quiero perder ni un poquito de la magia de una historia que me hizo disfrutar muchísimo y a la que dio forma un escritor al que admiro por muchas cosas.

                                          

jueves, 22 de marzo de 2012

Kiwala y la luna.


     ¿Os acordáis de que os dije que volvería a hablaros de Kiwala y sus amigos? Pues bien, aquí estamos todos otra vez, con el segundo cuento que mi tía me trajo de Chile expresamente encargado por el Viejito Pascuero.



      Debo reconocer que cuanto más leo estos cuentos más me gustan y más pena me da que se editen tan lejos de aquí. No sé si podré hacerme con alguno más (espero que sí) pero, desde luego, sería mucho más sencillo si pudiera ir a buscarlos a mi librería de siempre, jeje.

      Ya os conté que Kiwala es una llama simpática que vive en la cordillera de Los Andes y comparte vivencias y aventuras con sus amigos Cóndor, Serpiente y Puma. A todos ellos les gusta sentarse por la noche a mirar las estrellas y en cada puntito luminoso ven algo interesante.



      Así los encontramos al empezar esta historia pero claro, si se quedaran, sentados contemplando el cielo, sin más nos aburriríamos un montón, algo tiene que pasar y esta vez es, nada más y nada menos, que el hecho de que la luna corre un gran peligro. ¿Creéis que Kiwala y los demás van a consentir que so pase? Evidentemente no, van a mover Roma con Santiago para evitar que su querida luna corra peligro. Esta vez, además, van a contar con la ayuda de un nuevo amigo, el Zorro.

      Este cuento está basado en antiguas creencias que tenía los pueblos andinos sobre las estrellas y la luna y es muy interesante saber sobre ellas, alguna aún se mantienen vivas. Además, se han añadido también leyendas del zorro, ¡no me diréis que no se aprende una barbaridad!



      Al final del libro, además de un glosario de palabras tenemos un pequeño resumen de cómo eran esas leyendas y la verdad es que es un placer leerlo.

      Esta vez la historia no es tan trepidante como cuando nuestros protagonistas se adentraron en la selva pero aún así es muy divertida. Podemos sentir perfectamente la preocupación y la angustia de Kiwala y sus amigos y les seguimos, atrapados en las páginas del libro, totalmente sumergidos en el problema, ¡no queremos que la luna desaparezca!

      Como en toda la colección, los dibujos que acompañan al texto son maravillosos y esta vez no solo vamos a poder disfrutar de una noche bonita y singular en Los Andes sino que también vamos a tener la suerte de asistir a un precioso amanecer.



      De nuevo sus autoras, Ana María Pavez, Constanza Recart y su ilustradora Paloma Valdivia han conseguido enamorarme y hacerme sentir Chile y ese viaje que tanto deseo un poquito más cerca.

      En serio, si podéis acceder a estos libros no perdáis la oportunidad de echarles un vistazo, son geniales.

      Un abrazo a todos y nos leemos.

martes, 20 de marzo de 2012

Los colores olvidados. Silvia G. Guirado.



    Pues sí, por fin estamos de vuelta y tenemos muchas ganas de que volvamos a charlar sobre libros y cuentos. ¿Habéis leído mucho en estos días? Matilda y yo bastante, pero ya os iremos contando.

     Siempre hay historias que nos llaman la atención desde el primer momento y que, cuando las conoces más de cerca, además te invitan a encariñarte con ellas. Mi relación con el libro que traigo hoy ha sido así.



     Oí hablar de Los colores olvidados hace un par de años y sin saber mucho del argumento, sus ilustraciones me gustaron tanto que quise indagar un poquillo más (y además los coloqué de fondo de pantalla en el ordenador). Me gustó la idea de que el libro existía en papel, pero también como aplicación para iPad, uno de los primeros intentos que yo conocía de hacer amigos a los cuentos y las nuevas tecnologías. De todos modos, aún no tengo iPad y por unas cosas y otras, al libro en papel solo pude echarle un vistazo rápido en una librería. Lo que vi me gustó, pero quería saber más y cuando Matilda nació, entre las dos tratamos de seguirle la pista a este cuento que aún no conocíamos. Y como la vida te da sorpresas, gracias a las redes sociales, Matilda se hizo amiga de Carmesina, la protagonista del cuento y yo tuve la gran suerte de conocer a Silvia Guirado, su escritora, para descubrir que tenían mucho más que contarme de lo que yo imaginaba y que no me había equivocado en mi primera impresión, Los colores olvidados era un cuento especial.



     Como Silvia es una persona maravillosa y no quiso esperar a que tuviera iPad, me envió los dos libros que tienen ya en la calle y estos llegaron, muy bien empaquetados, un poquito después que los Reyes Magos y me encontraron envuelta en un atasco de lecturas tremendo. Por suerte, poco a poco fui tachando títulos y pude dedicarme con calma a descubrir dónde estaban los colores olvidados.

     Como empiezo a tener más lecturas pendientes que tiempo he decidido incluir el ratito del desayuno en las horas lectoras, algunos días tengo mucho sueño y me cuesta un poco centrarme, pero, en general, es una manera maravillosa de empezar el día. Así nos conocimos oficialmente Carmesina y yo, compartiendo tostada, zumo de naranja y colacao (ya sabéis que esta es una comida importante) y así descubrí un poco de todo lo que tiene que contar.



     La idea de este libro nace nada más y nada menos que de una colección de camisetas, dicho así suena raro, pero si os asomáis a su página web lo entenderéis mucho mejor . A mí me pareció que eso lo hacía aún más especial.

     “Carmesina nació en el seno de una familia cualquiera en una ciudad triste de un lugar poco conocido. Vino al mundo en una mala época: los países iban a la deriva y el ambiente de hastío no era el más indicado para traer niños al mundo. Tal era el desaliento que sin saber cómo ni por qué hasta los colores empezaron a desaparecer, dejándolo todo de un gris frío e impersonal”.

    La verdad es que, si encendemos la tele y ponemos las noticias, casi parece que Carmesina y nosotros compartimos mundo, ¡pero no! Porque Carmesina no es una de esas niñas que se conforma con lo que hay si no se siente bien, ella está segura de que el mundo, en realidad, es mucho más que colores grises y está dispuesta a descubrirlo. ¿Creéis que nosotros podríamos hacer lo mismo?

     Y con esta reflexión, empezamos la lectura de un libro lleno de cuentos independientes y cada uno con un mensaje que darnos. De la mano de diferentes personajes (aunque siempre con el recuerdo de la historia de nuestra niña curiosa) vamos a enfrentar sentimientos y tal vez a conocernos un poquito mejor. Entonces, ¿este es un libro de autoayuda? No, este es un libro de cuentos que trata de devolvernos un poco de la alegría y el positivismo que los tiempos que corren intentan arrebatarnos.



     No es que vayan a darnos un sermón o a divagar sobre el sentido de la vida, simplemente vienen a recordarnos que, a veces, olvidamos que las cosas son más sencillas de lo que parecen y que si nos dejamos llevar por lo negativo, nos perdemos lo positivo. Ambas cosas conviven y hay que tenerlo en cuenta.

     Todo esto, envuelto en unas ilustraciones arrolladoras que llenan todas las páginas del libro y que nos transportan a lo largo de la lectura.

     Creo que los ilustradores y la escritora han hecho un gran trabajo porque consiguen que todo case a la perfección y que el texto y los dibujos se acompañen para que el conjunto llegue hasta nosotros.



     Es cierto que este no es un libro específicamente para niños (aunque hay algunos cuento que seguro que les encantan) pero es perfecto para esas edades en que están dejando de serlo y tanto ellos como nosotros, los adultos, podemos hablar largo y tendido sobre estas lecturas y compartir puntos de vista.

     En definitiva, a mí me ha parecido un libro genial, rebelde y valiente con un mensaje muy positivo y que nos tiende una mano para ayudarnos en esos días en que el ambiente triste que se respira en estos tiempos pesa más de lo que debiera.

    ¡Ah! Y además, mirad lo que había en la primera página, ¿no os parece de lo más normal que en haya encariñado tanto con el libro y sus autores?



     En fin, echadle un vistazo, por fuera parece mágico y por dentro, definitivamente, lo es.

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