¿No os pasa, a veces, que veis un dibujo y os quedáis perdida
e irremediablemente enamorados de él? Eso es lo que me pasó a mí cuando vi la
portada de este libro. Más tarde, cuando conocí la historia que se escondía
tras ella, ya solo pude incluirla en mi lista de favoritos y recomendarlo allá
dónde iba.
Un pato, una
ardilla y un gato viven juntos en una cabaña del boque. Tienen una convivencia
agradable y divertida y todas las noches preparan juntos una deliciosa sopa de
calabaza. Cada uno tiene su tarea: el gato corta los trocitos de calabaza, el
pato echa la sal y la ardilla remueve. Pero, un día, el pato piensa que quiere
probar algo nuevo, ¿por qué no puede remover él la sopa? Seguro que no se
imagina el lío que se va armar a causa de esta idea genial.
Debo reconocer
que Helen Cooper es una escritora que me gusta muchísimo y es así, no solo
porque sus cuentos sean divertidos y muy fáciles de leer, además, trata una
serie de temas importantes en la vida de los niños de manera muy natural y sencilla,
dejando siempre que el lector se identifique con los sentimientos de los
personajes y mostrando un claro respeto ante esas sensaciones que tienen los
niños y a las que, de vez en cuando, restamos importancia cuando nos hacemos
mayores.
En este caso, un
pato, una ardilla y un gato nos van a hablar de muchas cosas en un cuentito no
muy largo. La convivencia y la cooperación son, seguramente, el eje central la
historia. Todas y cada una de las labores que hacen los personajes son
importantes para que su hogar funcione, ninguna es más importante, ni menos,
que las demás, aunque pueda parecerlo.
También nos
encontramos con el proceso que todos vivimos cuando peleamos con alguien a quien
queremos, el enfado y el orgullo dan paso a la pena, la culpabilidad por haber
hecho daño y el miedo a perder a ese compañero. Ya no importa quién tenga la culpa,
seguramente un poquito cada uno, ahora quisiéramos volver atrás y no darle
tanta importancia a lo que no la tenía, ¿qué más da si el pato remueve la sopa?
¿Qué más da si no lo hace tan bien como la ardilla?
Por otro lado, a
mí me gusta el hecho de que se plantee la posibilidad de hacer cambios, aunque
cada uno tenga su labor, aunque cada uno sea el mejor en lo suyo, podemos
aprender y enseñar otras cosas, ¡eso nos enriquece a todos! Y no es tan grave
que, por una o dos noches, la sopa salga un poco diferente, igual estos cambios
producen innovaciones que la mejoran. A veces nos olvidamos de que la
flexibilidad es tan importante como la organización para que todo fluya.
Finalmente,
estos tres amigos nos muestran la importancia de perdonar y de pedir perdón. No
pasa nada si nos equivocamos, y tampoco pasa nada si los demás se equivocan,
todos cometemos errores y debemos asumir que es así, tanto para nosotros como para
los demás.
Y para contarnos
esta historia de cariño, amistad y convivencia la autora se apoya en unas
ilustraciones que llenan todo el libro y que nos envuelven completamente. Unos
dibujos tiernos y agradables, llenos de color, a la vez que tremendamente
expresivos, que subrayan cada sensación y cada sentimiento que llenan sus
páginas.
Ya veis que,
para mí, este cuento es una pequeña joyita. He tardado en enseñároslo pero os
aseguro que lo he regalado y recomendado miles de veces. ¿Os apetece una sopa
de calabaza?