El verano
es tiempo de cuentos.
Este mes se nos han juntado los humildes consejos con los del mes pasado y es que hace poco que hemos aterrizado en la calma de nuevo. Os lo dije en Facebook pero para los que no nos acompañéis por esos lares os cuento que nuestra laaaarga desaparición se ha debido a un cambio importante y estupendo. Nos hemos mudado, ahora vivimos en una casita con jardín y tenemos un despacho lleno de luz y alegría donde trabajar es mucho más agradable. La mudanza ha sido todo lo divertida y caótica que se esperaba de ella y por eso hemos andado todos en casa más bien despistados. Pero estamos de vuelta y para Julio os traemos más historias y algún que otro humilde consejo. Con ellos os dejo ;)
Ya han llegado
las vacaciones y los peques de la casa están, además de encantados de la vida,
expectantes y nerviosos porque, ¿qué les traerá este verano?
Estoy segura de
que les traerá remojones en piscinas, playas, ríos y lagos, paseos por el campo
y el puerto, cenas en la calle, volviendo tarde a casa, amigos nuevos y no tan
nuevos, reencuentros, polos y helados, la familia mucho más cerca y tiempo, mucho
tiempo para disfrutar y pasarlo bien y para cargar las pilas después de toooodo
un año estudiando.
Ya veis, el
verano es una época que los mayores recordamos con nostalgia porque siempre era
especial, en mi caso, por lo menos, saliéramos de Madrid o no, mis padres, mis
abuelos y mis tíos se encargaban de que esos días fueran diferentes y
divertidos y creo que, independientemente de los tiempos que corran, todos los
niños deben disfrutar de sus vacaciones y sus meses sin cole.
En general, el
buen tiempo y la playa o la piscina hacen que esta sea una temporada de mucha
actividad y que todos andemos entrando y saliendo continuamente, parece que, a
pesar de tiene todo el tiempo del mundo este esté siempre lleno de cosas chulas
por hacer. Pero también hay ratitos tranquilos, las siestas sofocantes en las
que no se puede poner un pie en la calle (por lo menos aquí en el sur), el
tiempo de antes de ir a la cama o ya acostados, antes de dormir, los viajes,
quien no se maree, incluso en la playa o la piscina, cuando no tenemos más
ganas de seguir corriendo.
En estos
momentos tranquilos es en los que podemos pasarlo aún mejor si nos dejamos
acompañar por un libro. Del mismo modo que la época estival es especial y
diferente, los libros que forman parte de la misma también lo son porque se
leen de otra manera.
Ahora, justo al
acabar el curso, o a lo largo del verano, visitando ciudades nuevas, es ideal
entrar juntos en la librería, dejar que los niños miren los libros, elegir
lecturas divertidas, en las que deben mandar ellos, ojo, a no ser que tengamos
una recomendación genial e infalible, y llenar la maleta de historias que
acompañen a las gafas de bucear y las camisetas de colores.
No se trata de
decir, “ahora que tienes tiempo TIENES que leer”, no, la lectura no puede ser
el rato tostón de cada día, ¡qué desperdicio! Leer es divertido y lo que
queremos es que los chicos disfruten de los momentos entre páginas. Se trata de
regalarles buenas experiencias que complementen todas las demás que llenan
estos días.
Por eso y porque
también es el momento ideal para que los adultos viajemos remando en un mar de
letras, dediquemos tiempo a elegir libros que nos y les interesen, dejemos que
ellos elijan, aunque a nosotros no nos parezca la mejor elección, si un libro
no les gusta, ¡no importa! Animémosles a dejarlo para otro momento y empezar
uno nuevo y compartamos con ellos las aventuras, las risas y los momentos más
complicados, leamos juntos y dejemos que nos pregunten y nos cuenten.
Que los libros
formen parte de lo divertido del verano, no de las obligaciones. Es tiempo para
pasarlo bien y os aseguro que esta es una de las mejores maneras de hacerlo.
¡Que paséis un
verano estupendo!