Hay lectores y lectores.
A veces estamos
tan acostumbrados a una conversación que no nos damos cuenta de que ni el
comentario es tan obvio, ni todo el mundo lo ha escuchado con la misma
frecuencia que uno.
Por eso me ha
parecido que era un buen momento para hablar de algo que, con compañeros de
batalla y trabajo se comenta siempre seguido de un “claro, claro”.
La lectura, ya
lo hemos hablado, debe ser algo divertido, algo que nos llene y nos haga sentir
bien, mucho más si hablamos de los más pequeños. Ellos la están descubriendo y
si no se la mostramos como es, si nos equivocamos al enfocarle esta acción tan
estupenda, pensarán que es algo aburrido y con la que no vale la pena perder el
tiempo.
Muchas veces, en
nuestro entusiasmo por descubrirles historias y personajes que a notros nos
hicieron pasarlo muy bien, no nos damos cuenta de por dónde van sus gustos o
pensamos que como ellos no devoran libros de aventuras como nosotros no les
gusta leer y nos desanimamos pensando “mi niño no lee”.
Para empezar
debo decir que si nuestros niños no leen, ¡no pasa nada! No nos puede gustar a
todos lo mismo, no hemos fallado nosotros al no saber inculcárselo y lo que es
más importante, no han fallado ellos por no querer gastar su tiempo entre
letras. No ha fallado nadie y no todo el que se cría en un ambiente lector
tiene que acabar siendo, por fuerza, un ratoncillo de biblioteca.
Pero, además de
eso, hoy quería comentar que, del mismo modo que no todos somos lectores,
tampoco todos los lectores somos del
mismo tipo. En mis tiempos de librera había muchos padres que llegaban a pedir
consejo y títulos interesantes porque sus niños no leían “nada de nada” pero,
cuando mirabas al niño en cuestión, lo veías totalmente sumergido en un comic o
en el libro de los record Guinnes. Al comentar este hecho con los padres te
miraban extrañados y te decían “pero eso no es leer, ¿no?”.
Este es un error
que todos hemos cometido alguna vez, un lector es solo el que se sienta en el
sofá y devora libro tras libro, pasando páginas y a veces, siguiendo la línea
con el dedo… ¡no! Un lector es una persona que lee y por suerte hoy en día hay,
no solo un montón de formatos distintos para hacerlo sino también un montón de
tipos de lecturas. Hay gente que no coge un libro casi nunca pero que lee y
mucho en el ordenador, hay gente que no leerá novelas ni aunque se equivoque
pero, sin embargo, es un lector empedernidos de ensayos periodísticos o de
artículos de interés, o que solo lee sobre un tema, el que le interesa…
Tratemos de
cambiar el chip, la lectura tiene muchas caras y muchas miradas y todas son
bonitas y validas. Si un niño solo lee comics, no le hagamos pensar que es mal
lector, no lo es; si solo lee libros de divulgación, aplaudamos su curiosidad;
si solo lee en el ordenador, comprendamos que los tiempos que corren son estos
y si solo leen best sellers y en verano (como muchos adultos), dejemos que lo
pasen bien con su lectura del momento. Queremos que nuestros niños disfruten
leyendo y no todos disfrutamos de la misma manera, ¿no os parece?