¿No os pasa, a veces, que tenéis que hacer un regalo y no
sabéis que elegir? ¡Claro! Ya casi todos tenemos de todo y es complicado buscar
un regalo bonito y especial para las personas que queremos.
Ese mismo
problema tiene Morro, que quiere hacerle un regalo a su amigo Conde y se está
volviendo loco buscando y buscando. Y es que Conde ya tiene un tazón para
comer, una camita, un juguete para morder… ¡lo tiene todo! ¿Qué le regalas a
alguien que lo tiene todo? Después de darle muchas vueltas, a Morro se le
ocurrirá una idea genial aunque será un poco más difícil de llevar a cabo de lo
esperado…
Hacer regalos es
una acción mágica, es poner, en un objeto, un dibujo, unas letras… parte de tu
tiempo, tu cariño y tu dedicación para otra persona. Es algo que, cuando se
hace de verdad, llena tanto al que da como al que recibe.
Hoy en día, esta sociedad loca en
la que vivimos y que tiene mil cosas buenas y malas, ha estropeado un poco esa
magia. Los regalos, muchas, veces son una obligación, otras muchas, se hacen
sin cariño e incluso, de vez en cuando, ¡se reciben sin cariño! Yo soy de las
que piensan que los regalos, aunque sea en fechas más o menos impuestas, si se
hacen desde dentro, son siempre especiales. No importa si son grandes o
pequeños y, mucho menos, el precio que tengan, los regalos valen la pena por la
persona que hay detrás de ellos.
Por eso este librito, pequeño,
con unas ilustraciones tremendamente limpias y sencillas y con muy poquito
texto, nos viene a contar una historia de amistad en la que lo que importa son
los amigos y, ya lo veréis si lo leéis, más aún el regalo que se hacen. Porque
no es un regalo corriente, no señor, es un regalo graaaande y que lo abarca
todo.
Patrick McDonnell es, para mí, un
genio de las palabras y los dibujos y me encanta la manera que tiene de
hacernos pensar, de mostrarnos cosas que, a veces, se nos olvidan, y de
representar lo que de verdad importa de una manera relajada y simpática, con
humor, sin aspavientos ni florituras. Sus críticas son amables y, esta vez, nos
hará plantearnos la importancia de lo que decimos y pensamos, ¿habíais
pensado en la ligereza con la que usamos el lenguaje? Si lo hacemos, nos sorprenderá
ver toooodo lo que puede abarcar una palabra tan pequeñita como “nada”.
Este es uno de
mis cuentos favoritos. Hace años que lo tengo y, desde entonces, lo he leído un
millón de veces, aunque me lo sé de memoria y lo he regalado y recomendado en
ocasiones especiales y a gente muy importante para mí. ¿Nada? es uno de esos libros pequeños y sencillos que pueden pasar
desapercibidos entre el colorido y la prepotencia de los grandes álbumes
ilustrados pero que, en realidad, es inmenso por dentro.