miércoles, 25 de enero de 2012

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.



Buena y mala literatura.

      Hace unos días María, del blog Junto a una taza de té hizo una pequeña reflexión, interesante, como todas las que ella hace, y dejó en el aire una pregunta realmente difícil de responder, ¿qué es la buena literatura?, ¿qué diferencia un libro bueno de uno malo? Y como creo que es una de esas cuestiones que todos los lectores nos hemos planteado alguna vez, he pensado que podría ser un buen tema para los humildes consejos (en este caso es más una cavilación que nunca) de este mes.



      Y sí, me voy a mojar, porque si no, ¿para qué levanto la liebre? Ojo, que mojarme no es más que dar mi opinión, no soy nadie para sentar cátedra, ¿eh? Y además, asumo que, cuando uno habla de estos temas, corre el riesgo de parecer pedante y no me gustaría. Voy a dar mi opinión y sé que puedo tener razón o no en lo que pienso.

      Creo que es muy difícil decir de manera categórica lo que es buena o mala literatura. Podemos pensar que la mala es más fácil de identificar pero estoy segura de que su autor no estaría de acuerdo. Y sí, es cierto que existen un montón de críticos que opinan sobre la materia pero, por suerte o por desgracia, en la mayoría de los casos, esos críticos llevan en la mochila la carga de un momento histórico y social que no siempre les permite ser objetivos.

      Recuerdo que, trabajando en la librería, un día llegó un señor a comprar Los hombres que no amaban a las mujeres, best-seller del momento, para regalárselo a un amigo y lo comentaba con uno de mis compañeros diciendo “es que es buenísimo” y a mí, que en ese momento pasaba por allí cargada de cuentos, me chirriaron mis oídos de filóloga (no lo soy, pero licenciada en Filología suena aún más pretencioso) y me sentí una pedante tremenda. Yo había devorado el libro en un rato, como quien dice y lo había disfrutado mucho, pero no se me habría ocurrido decir que era bueno. Muy entretenido y “enganchoso”, así lo definía yo, ¿bueno? ¡Jamás! Y ¿por qué? Porque para mí, un libro bueno tenía, tiene, que tener mucho más que eso. Más tarde comenté el tema con mi compañero y tuvimos una conversación muy interesante con la que no llegamos a ninguna conclusión.



      Ante la pregunta, ¿cómo sabes que un libro es bueno? Yo contesté algo que podría parecer una perogrullada “porque no me salto nada”. Y es cierto, cuando un libro es bueno, cuando está de verdad bien escrito, no dejo pasar ni una descripción, ni una idea, ni una palabra. Lo leo despacio, lo saboreo y cada coma tiene algo que decirme. Supongo que requiere más de mí este tipo de lectura, pero también me da más. Mi método parece muy simple pero no lo es. Hay libros que sé que están bien escritos, entrarían en la “buena literatura” y yo estoy deseando soltarlos, pero tienen algo que me hace reconocer, muy a mi pesar a veces, que son buenos. Ya veis, no sé deciros, aparte de la perogrullada, cómo identifico un buen libro, supongo que, simplemente tienen “algo más”.

      Es difícil definir la buena literatura, ¿por qué siempre está asociada con libros que mucha gente es incapaz de leer? Supongo que porque en ella el dominio del lenguaje es fundamental, no es importante solo lo que nos cuentan, sino también cómo nos lo cuentan y al igual que para dominar la escritura hace falta formación y experiencia, para dominar la lectura también. Y si es tan buena, ¿por qué no le gusta a todo el mundo? Yo creo que porque, por suerte, ahí entran los gustos personales. ¡Que un libro esté bien escrito no quiere decir, para nada, que nos tenga que gustar!



      No me parece vergonzoso ni motivo de burla que alguien me diga “no he leído este o aquel libro” o “me aburre soberanamente esta obra de arte”, la lectura es un placer, por encima de todo y cada uno elige la suya. Yo estudié para identificar una serie de cosas en el texto escrito (y estoy segura de que muchas, muchas veces no lo hago bien) y para valorarlas y disfrutarlas (o no) y leo por muchos motivos y para muchas cosas pero cada uno tiene sus motivos y sus objetivos al leer y creo que, el simple hecho de estar dispuesto a arañar horas o minutos de esta vida caótica para refugiarse en un libro es muy loable.

      Y después de todo este rollo, ¿qué pasa con esos libros que se venden como churros y que nos hacen pasar tan buenos ratos? En muchos casos se definen claramente como “malos”. Mal escritos, personajes mal construidos, llenos de tópicos... ¿tan ignorantes somos que nos los llevamos a casa encantados y los leemos con toda nuestra ilusión? No, en absoluto. Esos libros están dentro de un momento muy concreto de la historia y de la sociedad y tienen una finalidad muy clara. Independientemente de que valoremos la buena literatura, la supuesta mala literatura también nos regala momentos de desconexión, nos hace pensar, nos hace reír o llorar, nos indigna, nos emociona... en fin, nos llena y eso, para mí, se merece un gran aplauso.



      Y con respecto a la literatura infantil, ¿qué es la buena literatura? Aquí el tema es aún más complejo. Yo considero buenos libros infantiles los que respetan al lector por encima de todo, aquellos en los que el autor es consciente de para quién escribe y se vuelca en divertirle y contarle cosas interesantes. Aquellos libros escritos para recreación del autor (muchos y muy promocionados), en los que la temática es siempre la misma y que se apuntan al carro del best-seller de turno me parecen malos, pero no solo a nivel literario, sobre todo a nivel ético. Considero que escribir para niños es un compromiso, no una salida honrosa cuando no sabemos hacerlo para adultos. Los buenos escritores infantiles no necesitan usar los temas de moda y si lo hacen, siempre sabrán darle un toque especial. Y aquí mi teoría lapidaria, por muy bien escrito que esté un libro infantil, si no es capaz de divertir al niño y hacer que se lo pase bien, no es bueno.

      Dicho esto, considero que hay muchísimos libros infantiles que, sin ser especialmente buenos y apuntándose a las modas, respetan al lector, le entretienen y consiguen que disfrute leyendo y eso ya tiene mérito. Lo siento, pero creo que el lector infantil es especial y no hay porque usarlo para reafirmar ideologías más o menos políticamente correctas, ni para hacer demagogia de ningún tipo. El niño es niño, no idiota y tiene derecho a leer como lo hicimos las generaciones anteriores, con libros que no los traten como si no pudieran tener ideas propias y que les permitan crecer y madurar a su ritmo.

      Y, aún a riesgo de haberme metido en un jardín, aquí dejo mi cavilación de hoy, que no es ni mejor, ni peor que la de cualquiera es solo eso, una cavilación y una duda.



      He escrito esto al calor de una taza de té recomendado precisamente por María, la misma persona que ha inspirado esta entrada, el Earl Grey Cream y mientras me caliento las manitas con ella y os recomiendo encarecidamente que os asoméis a su blog y que probéis el té y le agradezco una carta muy especial y muchos descubrimientos maravillosos literarios y no literarios os pregunto, ¿qué es para vosotros la buena literatura? 


 

viernes, 20 de enero de 2012

Margarita. Rubén Darío / María José Olavarría.


     No sé si pediros disculpas porque, últimamente, solo reseño álbumes ilustrados. El caso es que no es eso lo que quiero, quiero que el blog tenga de todo, pero, es cierto que llegan a mis manos cada vez más ejemplares de este tipo y no quiero dejar de enseñároslos. Ya estoy resolviendo eso y haciendo listas más variadas pero también me he dado cuenta de que, eso que a Matilda tanto le gustaría, que todos los libros tuvieran dibujos, cada vez es más común y los álbumes ilustrados no son siempre cuentos cortos, sino que, muchas veces, son adaptaciones de libros más extensos, con temáticas cada vez más diversas y que abarcan más edades. Eso me gusta y creo que es algo que debemos valorar.



      Hoy os quiero enseñar un libro que aún no descansa en mi librería pero estoy segura de que lo hará porque me parece una preciosidad. De momento, se lo encargué a los Reyes Magos para la Madrina, la hermana de mi abuela, porque fue ella la que nos enseñó a los niños de la casa, esta poesía. Esta y la sonatina de La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa...



      No soy muy aficionada a la poesía, siempre lo reconozco con cierta vergüenza, pero, por suerte, la estudié, la leo de vez en cuando y conozco a los buenos poetas. Rubén Dario sin duda lo fue.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

      Así empieza el poema y, claro, el libro. A mí me encanta eso de Magarita, te voy a contar un cuento, ¿no es un ofrecimiento precioso?



      No sé que os voy a contar de él que no sepáis, todos lo hemos escuchado alguna vez, siendo o no conscientes de ello y creo que estaremos de acuerdo en que, nos guste más o menos, o nos parezca más o menos cursi, es una composición de palabras impecable, llena de musicalidad, evocadora y, para mi gusto, muy tierna.

      La historia de Margarita, una princesa que se encapricha de una estrella y sube a buscarla al cielo sin permiso, es simpática, incluso cuando su papá le riñe, yo me la imagino a la pobre intentando esconderla para no tener que volver a ponerla en su sitio. Creo que la solemnidad de la poesía no consigue quitarle la frescura de lo que nos cuenta y está tan bien construida que nos da ganas de recitarla como si cantáramos.



      Si a esto le sumamos unas ilustraciones maravillosas, llenas de colores, muy vivas y una Margarita con los ojos muy grandes, el resultado es un libro muy bonito y, bajo mi punto de vista, muy adecuado para leer con los más pequeños. Sabemos que a los niños les gusta que les leamos cuentos con rimas y repeticiones y en este caso, el poema se presta. No todas las poesías son para niños, claro, esta, no tiene edad. El otro día mi prima me contaba que Telmo, mi sobrinillo de un año, se quedaba encantado cuando se la leía y que aguantaba callado y escuchando hasta el final. Aún no entiende la historia, pero le gusta oírla.

      Ya veis, yo estoy totalmente enamorada de este álbum ilustrado, me parece una apuesta valiente pero muy trabajada de una editorial, Sleepyslaps, que aún es pequeña, pero que publica sus libros con muchísimo mimo y calidad.



      Seguramente muchas ya lo conocíais, a los que no, espero que os haya gustado mi cuento de hoy.

      Un abrazo a todos y nos leemos.

martes, 17 de enero de 2012

Kiwala va a la selva.


     Cuando os enseñé mis regalos de Reyes os conté que, este año, el Viejito Pascuero se había acordado de mí, qué suerte, ¿verdad? Pues sí, mis tíos, Ajo y Paco, viajaron a Chile poco antes de Navidad y me trajeron dos álbumes ilustrados maravillosos y llenos de colores y de historias geniales. Hoy os voy a enseñar uno de ellos.



      Kiwala va a la selva es uno de esos cuentos emocionantes y llenos de aventuras que, en pocas páginas, nos transportan a lo más profundo de la selva y nos hacen sentir, de manera vertiginosa, todos sus peligros.

      Kiwala es una llama simpática que vive en la cordillera de Los Andes y tiene varios amigos inseparables, Cóndor, Puma, Serpiente... con los que, a lo largo de una serie de libros vivirá aventuras de todo tipo.



      En este caso, los habitantes del pueblo donde vive Kiwala se están poniendo enfermos y nadie sabe cómo curarlos. Por suerte, en lo más recóndito de la selva vive un chamán que puede ayudarles y Kiwala, Cóndor y Puma deciden ir a buscarlo. Pero la selva está llena de peligros y, aunque esta curiosa pandilla hace amigos allá donde va, deben tener mucho cuidado con el Caimán que quiere robarles unos amuletos de concha de spondylus para unirlos a su concha de strombus y así obtener poderes sobrenaturales y ser el rey del mundo.



      En fin, ya os imaginaréis que, por mucho que se cuiden estos animalitos, su excursión a la selva no va a ser fácil y va a estar llena de peligros y emociones.

      Debo decir que siento que estos libros no se publiquen en España porque no sé cómo voy a organizarme para, con el tiempo, ir consiguiendo el resto de la colección. Me han gustado mucho, no solo por sus colores y sus ilustraciones, basadas en imágenes precolombinas de culturas andinas de hace más de dos mil años, sino también porque, entre aventuras y personajes, con ellos vamos conociendo costumbres, leyendas y elementos propios de la zona donde viven Kiwala y sus amigos. El hecho de que la protagonista sea una llama y la acompañen animales tan característicos como el puma y el cóndor hace que nos situemos en un entorno que, por estas tierras, sentimos muy lejano y siempre es agradable saber más de los lugares que no conocemos. Además, en la páginas finales incluye un pequeño glosario muy interesante para que aprendamos palabras nuevas.



      Es cierto que, hoy en día, podemos encontrar álbumes ilustrados de todos los tamaños, colores y tipos. Los de Kiwala tienen la ventaja, bajo mi punto de vista, de contar con bastante texto, lo que permite que, junto a ilustraciones arrolladoras, la trama se pueda llenar de aventuras y curiosidades.

       Por si queréis echarles un vistazo, os dejo el enlace de la editorial, aManuta y yo volveré a hablaros de ellos pronto, porque os tengo que enseñar Kiwala y la luna.



      Junto con Inglaterra, Chile es uno de mis viajes soñados, por ser la tierra donde nacieron mi abuela y la Madrina y porque he leído tanto de ella que no me gustaría dejar de conocerla. Kiwala me la acerca un poquito más pero hay mil países que me gustaría conocer y a los que podemos acercarnos por sus cuentos, ¿me podéis recomendar alguno?

jueves, 12 de enero de 2012

¡Ganadores del sorteo de Narval!


     Por fin los tenemos. Esta vez ha sido un poco más fácil y Byron ha colaborado mucho más, eso sí, porque sabía que tenía premio también para él. El primer número que ha salido es el que se llevará el libro de La mutante y el segundo el de Telmo quiere ir a la luna, ¿vale?

      Aquí lo tenéis preparado frente a los papelitos.



      Rebusca un poquito y...



      !Tenemos papelito!



      ¡El ganador de La mutante es el 114!



      Volvemos a agrupar los papelitos que quedan y él vuelve a buscar entre ellos un nuevo ganador.



      Esta vez hay que sacarle el papel de la boca porque casi se lo come, jeje.



      ¡Y Telmo quiere ir a la luna es para el número 73!



      ¡Enhorabuena a los dos! Escribidme a blogmatilda@gmail.com dándome vuestros datos y los libros viajaran felices de la vida a vuestro encuentro.

      A los demás, mil gracias por participar, espero poder hacer pronto más concursos :)



      Un abrazo grande y nos leemos.

¡¡Más de 200 gracias!!




 
      Con todo el follón de las fiestas y mi vuelta al cole llena de pendientes (como todas, imagino), se me había olvidado agradeceros esta alegría. ¡Ya somos más de 200 compañeros de viaje!

      Gracias, gracias, gracias, de verdad, es maravilloso veros a todos por aquí, ¡son más de 200 empujoncitos para seguir trabajando y luchando por Matilda Libros!

      Espero no decepcionar y prometo que Matilda, Byron, Jaime y yo seguiremos maquinando cosas bonitas para enseñaros.

      Un abrazo inmenso a todos y ¡¡más de 200 gracias!!

Números para el sorteo de Narval.


     


     Siguiendo mi costumbre de ir siempre tarde (perdón, perdón, perdón), os dejo la lista con los números para el sorteo de Narval. Entiendo que todos queréis participar en el sorteo de los dos libros porque pocos habéis especificado así que todos tenéis los mismos números para cada título. ¡Byron tiene mucho trabajo hoy! Espero que la promesa de que mañana nos vamos al campo le anime y lo haga muy, muy bien :)

Noelia: 1 – 6
Cartafol: 7 – 26
Mientras leo: 27
Escalpelo Literario: 28 – 47
Libros que voy leyendo: 48 – 63
Marga: 64 – 69
Pepe: 70 – 89
Kelika: 90 – 104
Marina García: 105 – 112
SaraBib: 113
Laky: 114 – 123
María: 124 – 126
Mila: 127 – 146
Aurora: 147 – 163

      Espero que este todo bien, si no es así, contadme por favor.

      Muchas gracias a todos por participar y ¡mucha suerte!

miércoles, 11 de enero de 2012

Así de bien se han portado los Reyes Magos.


     Bueno, ya hace días que recogimos el árbol de Navidad y el portal de Belén y poco a poco vamos volviendo a la rutina. En estos días, además de disfrutar de mi familia todo lo que he podido, he descubierto libros para enseñaros y he hecho planes para este nuevo año que acabamos de estrenar así que, ¡tendré muchas cosas que contaros!

      Pero hoy, entre sorteos y con la mesa del despacho llena de notas sobre lo que tengo que poner al día, me apetecía enseñaros mis regalos de Reyes. No sé si yo he sido tan buena como para merecerlos. Todos son estupendos y me han hecho mucha ilusión. Ya veis que este año he abierto muchos paquetitos. ¿Qué os parecen?



      No está en la foto anterior, se me olvidó ponerla, pero también recibí esta caja de herramientas para mí solita. No es que yo sea una manitas, es que la caja de herramientas de Jaime se pasa la vida de un lado para otro y cuando yo necesito algo no hay manera de encontrarlo así que, ¡ya puedo reparar lo que quiera!



      Os enseño los libros más de cerca, ¿no son geniales? Estoy segura de que tienen mucho que contarnos. Los cuentecitos me los trae mi hermana de Inglaterra, son unos muñecos realmente simpáticos y se han hecho muy amigos del hada marcapáginas que los ronda desde que llegaron.



      Y ¿habéis visto mi ex libris? Se aprecia regular pero es que tenía que enseñároslo. Esa es la carita de Matilda en uno de sus primeros bocetos a lápiz y en papel. Linda, ¿verdad?



      Este año tuve mucha suerte, mis tíos viajaron a Chile y dicen que el Viejito Pascuero se acordó de mí. Me trajeron estos dos cuentos de los que os hablaré pronto porque son estupendos y este precioso marcapáginas de Valparaiso.



      Y Mila, compañera de mi abuela y de la Madrina desde hace años y sin la que mi gran familia no estaría completa, quiso que me acordara de ella cada vez que me preparo el té y una mañana de las que pasamos en Madrid llegó a casa con esta pequeña tetera y esta lecherita que me acompañan desde el desayuno hasta la cena.



      ¿Qué me decís? Creo que soy una persona muy afortunada porque los regalos son muestras de cariño de la gente que te quiere y yo, ¡he tenido muchos!

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