viernes, 16 de septiembre de 2011

Semana de Roald Dahl. Las brujas.

               No tenía muy claro si incluir este título en la semana especial, primero, porque es de los más conocidos de Roald Dahl y pensé que a lo mejor os aburríais y segundo porque debo reconocer que, aunque me encanta, me resultaba aterrador de pequeña y conservo casi intacto ese sentimiento, ¡madre mía!, si estas brujas son peores que el mismísimo demonio…
                Pero me parece un libro genial, lo mires por donde lo mires, y no podía dejarlo fuera, aunque tenga que volver a ver a esas malvadas pelonas ;)

                Si ya hemos comentado todo lo políticamente incorrecto que era Roald Dahl, está de más decir que en esta historia también lo es, tenemos una abuela fumadora, mentirijillas a diestro y siniestro, párrafos aterradores y un final, cuando menos impactante. Pero todo eso está tan bien hilado con verdades como puños, con un cariño inmenso entre los protagonistas, con un optimismo y una valentía admirables y, claro está, con un humor negro y sarcástico que el resultado no puede ser más que un libro divertidísimo y muy emocionante de esos que no quieres soltar hasta llegar a la última página.
                El protagonista de nuestra historia es un niño de siete años que quedó huérfano y tuvo que irse a vivir con su abuela. La relación entre los des es magnífica, hablan de todo y se quiern con locura y la abuela, que ya es vieja y por lo tanto muy sabia, le da consejos muy útiles para su vida.
                Una de las cosas más importantes de las que le habla es de las brujas, pero de las de verdad.
                “En los cuentos de hadas, las brujas llevan siempre unos sombreros negros ridículos y capas negras y van montadas en el palo de una escoba.
Pero éste no es un cuento de hadas. Este trata de BRUJAS DE VERDAD.
                Lo más importante que debes aprender sobre las BRUJAS DE VERDAD es lo siguiente.
Escucha con mucho cuidado. No olvides nunca lo que viene a continuación.
                Las BRUJAS DE VERDAD visten ropa normal y tienen un aspecto muy parecido al de las mujeres normales. Viven en casas normales y hacen TRABAJOS NORMALES.
                Por eso son tan difíciles de atrapar.
                Una BRUJA DE VERDAD odia a los niños con un odio candente e hirviente, más hirviente y candente que ningún odio que te puedas imaginar.
                Una BRUJA DE VERDAD se pasa todo el tiempo tramando planes para deshacerse de los niños de su territorio. Su pasión es eliminarlos, uno por uno. Esa es la única cosa en la que piensa durante todo el día. Aunque esté trabajando de cajera en un supermercado, o escribiendo cartas a máquina para un hombre de negocios, o conduciendo un coche de lujo
(y puede hacer cualquiera de estas cosas), su mente estará siempre tramando y maquinando, bullendo y rebullendo, silbando y zumbando, llena de sanguinarias ideas criminales.
                «¿A qué niño», se dice a sí misma durante todo el día, «a qué niño escogeré para mi próximo golpe?».
                Una BRUJA DE VERDAD disfruta tanto eliminando a un niño como tú disfrutas comiéndote un plato de fresas con nata.
                Cuenta con eliminar a un niño por semana. Si no lo consigue, se pone de mal humor.
                Un niño por semana hacen cincuenta y dos al año.
                Espachúrralos, machácalos y hazlos desaparecer.
                Ese es el lema de todas las brujas”.
                Y, ¿por qué sabe tanto la abuela de ellas? ¡Ay!, porque las ha conocido en primera persona.


                La vida de esta pequeña y singular familia transcurre con relativa calma hasta que un verano deciden ir a Noruega, de donde es la abuela y eran los padres del protagonista, a pasar las vacaciones. Tienen muchas ganas de hacerlo y se pasan mese hablando del viaje y preparándolo. Lo único con lo que no cuentan es con que, justo en hotel en el que se va hospedar tendrá lugar una curiosa convención y ante la seguridad de un gran peligro para todos los niños del mundo, abuela y nieto tendrán que actuar con decisión.
                “—¡Los niños son rrrepulsivos! —gritó La Gran Bruja—. ¡Nos desharremos de ellos! ¡Los borrrarremos de la fas de la tierrra! ¡Los echarremos por los desagües!
—¡Sí, sí! —entonó el público—. ¡Deshacernos de ellos! ¡Borrarlos de la faz de la tierra! ¡Echarlos por el desagüe!
—¡Los niños son asquerrosos y rrrepugnantes! —vociferó La Gran Bruja.
—¡Sí, sí! —corearon las brujas inglesas—. ¡Son asquerosos y repugnantes!
—¡Los niños son sucios y apestosos! —chilló La Gran Bruja.
—¡Sucios y apestosos! —gritaron ellas, cada vez más excitadas.
—¡Los niños huelen a caca de perrrol —chirrió La Gran Bruja.
—¡Buuuuu! —gritó el público—. ¡Buuuuu! ¡Buuuuu! ¡Buuuuu!”.
                ¿No son aterradoras? Yo creo que sí.
                En este libro encontramos un tierno guiño a los abuelos de Roald Dahl, noruegos, a los que iban a ver todas las vacaciones y con quien se llevaba de maravilla, los adoraba, como el protagonista de nuestra historia a su abuela.
                Y me diréis, “si da tanto miedo, ¿cómo lo van a leer los niños”. Bueno, yo ya os he comentado que, en general soy miedosilla así que supongo que no es muy realista medir el grado de terror de este libro por mí. Los niños en general son mucho más valientes de lo que nosotros pensamos y la realidad es que, aunque se sienten impresionados leyendo Las Brujas, suelen filtrar los ratos más complicados con bastante facilidad. Les llamará mucho más la atención la aventura y aunque estas brujas son realmente feas, no es el primer mosntruos horrible con el que se encuentran.

                Además, el libro mantiene siempre un tono despreocupado en el que, hay que hacer las cosas, no se puede dejar el destino de los niños del mundo en estas manos, pero la experiencia no es tan horrible y el resultado es claramente asumible. ¡Hay que mirar siempre el lado positivo de las cosas! Así era Roald Dahl y así lo reflejaba en sus libros.
                Por otro lado, los libros de este autor son muy buenos para leer en voz alta  esta es una manera estupenda de saber hasta dónde puede llegar nuestro niño y hacer que se divierta con lo que lee.
                Mi opinión es que no hay que dejar pasar esta historia, catalogada a partir de 10 años y que realmente nos hará pasar un rato trepidante.

7 comentarios:

Margari dijo...

¡¡¡Me encantó este libro!!! Pero hace años que lo leí. Voy a tener que leerlo otra vez, que me has dejado con ganitas.
Besotes!!!

Matilda dijo...

Es estupendo Margari, ya lo sabes así que seguro que esta segunda vez lo disfrutas aún más.
Un abrazo guapa.

LQVL dijo...

este es mi libro favorito de mi infancia, me lo regalo una tia abuela el dia de mi comunión, una persona a la que le tengo muchísimo cariño, y desded entonces le he releído muchas veces

gracias por la entrada

te seguimos

un beso
Lourdes

Shorby dijo...

Me encanta este libro!!!
Y la película es genial también =)

Besotes

Carm9n dijo...

Malas,malísimas!! Los niños no son tan miedosos; nosotros les transmitimos muchas veces esos miedos e inseguridades...
Besos,

Matilda dijo...

Tienes razón Carmen. Es bueno que existan estos libros para recordárnoslo.
Un abrazo guapa.

Ole Ole Ole dijo...

Yo hace poco represente las brujas para un teatro de un concurso de la comunidad --------- Llegamos a la final!! Suerte que fue en castellano y no en el idioma original del libro. Habia unos 250 concursantes (gripos de teatro!!) Es un libro genial que la verdad que no da miedo :-/

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