martes, 29 de mayo de 2012

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.


De paseo a las librerías.

     Este fin de semana he hecho un viaje relámpago a Madrid y he paseado un poco por la Feria del Libro. Lo malo de mis viajes relámpago a la capital es que quiero hacer tantas cosas que es imposible que me cuadren todas, sobre todo, porque la fundamental es disfrutar de la familia y pasar tiempo con la abuela y la Madrina que las veo mucho menos de lo que quisiera. Pero esta vez, a pesar de las prisas he tenido una mañana enterita para pasear por El Retiro, de librería en librería y de editorial en editorial, descubriendo libros maravillosos, saludando algunos conocidos y viendo firmar libros a estupendos autores. Terminé agotada pero lo pasé muy bien.

     Como buena especialista en literatura infantil que trata de ser una, por supuesto, paré en todas las librerías infantiles que pude y estuve observando mucho rato a los niños que pasaban por allí. Me gustó bastante lo que vi.



     Cuando era pequeña me encantaba ir con mis padres a la librería y que me compraran algún libro, era una mañana especial en la que llegabas con un regalo a casa y feliz como una perdiz. Eso es lo que vi yo el otro día. Los peques paraban en las casetas y ojeaban los libros, no solo los de ilustraciones y no solo los más llamativos, los ojeaban todos, escuchaban a los libreros, que les contaban cosas sobre ellos, elegían, sonreían tímidamente cuando les daban su bolsa con el libro y un precioso marcapáginas y finalmente, se marchaban, de la mano de papá o mamá, más contentos que unas castañuelas con su nueva adquisición. Algunos tenían la suerte de que el autor o autora les firmara el libro, les pusiera un sello e incluso les regalara un carnet de detective, no os imagináis las caras que ponían, ¡lo del carnet de detective era genial! Y todo eso, acompañados de sus familias, consultando con ellas qué libro sería mejor llevar o cuál le faltaba de esta o aquella colección.

     No nos engañemos, sé que hay niños a los que una visita a la Feria del Libro les daría pavor y también vi algunos que pataleaban porque querían media caseta y no podía ser, o mejor aún, los muñecos que adornaban las estanterías. Soy consciente de que esa imagen que os he contado y que se repitió más de lo que yo esperaba, no se da siempre, pero, cuando lo hace, reconforta verla.

     Las visitas a librerías y bibliotecas son fundamentales a la hora de fomentar la lectura en los niños y unas no deben excluir a las otras, cada una tiene su encanto y algo que enseñar.



     Es cierto que los libros no son baratos y que no podemos pretender que una familia media pase todos los sábados por la mañana en la librería de turno comprando libros, por eso, ir los sábados por la mañana (o martes por la tarde, qué sé yo) a la biblioteca hace que los más pequeños descubran que tienen otras maneras de descubrir libros estupendos. La sección infantil de muchas bibliotecas es realmente bonita, les da opción a ojear libros, a jugar con ellos, a pasar largos ratos allí, sintiéndose a gusto y finalmente, a llevarse a casa una nueva aventura de su personaje favorito.

     Los días que sí se puede ir a la librería y que el libro que llevan a casa se va a quedar allí para siempre les da otra perspectiva de la lectura, les hace sentirse mayores porque ponen el nombre y la fecha en la primera página y porque la estantería de su cuarto cada vez está más llena.

     Pero no olvidemos que, esos momento son mágicos porque los comparten con sus padres, sus tíos, sus abuelos... pasan con ellos un tiempo en el que disfrutan y eso también les hace disfrutar de los libros.



     No sé si os habéis fijado alguna pero ver a un niño comentar sus libros preferidos con un adulto es algo genial. De alguna manera, el niño se siente al nivel de sus mayores, habla de libros, como ellos y plantea cuestiones, para él fundamentales, que dan lugar a largas charlas de lo más transcendentales. No sabéis cuánto se aprende en estas charlas.

     Por eso, los paseos a las librería no deben faltar en la vida de los niños. La posibilidad de estar rodeados de libros y de elegir uno o dos para descubrir, la ilusión de salir de casa y dirigirse hacia allí o de ir a la biblioteca, la seguridad de que, esa noche, podrá conocer a un nuevo amigo entre letras y compartir esos momentos con quienes más les quieren enriquecen la experiencia de la lectura y la vuelven aún más mágica.

     Así que, mi humilde consejo de este mes es ese, haced que estos lugares, llenos de libros y de historias, formen parte de su vida. Para mí esas visitas eran mágicas, estoy segura de que para ellos también.

28 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonita entrada. Creo que contagiar ese espíritu lector a los niños es algo maravilloso, pero como dicen, el ejemplo lo es todo. Yo empecé a llevar a mi hijo a las feria del libro por que iba yo y tener un libro firmado, para él es toda una experiencia. Fíjate que curioso, dos veces, en dos años diferentes he ido a la caseta donde firmaba libros Chris Stewart, el del loro en el limonero y es un hombre tan encantador que se para a hablar un ratillo con cada persona que acude a su firma. Bien, pues hoy mirando una estantería de casa me ha dicho que esos libros eran del señor tan simpático con el que hablé en la feria del libro. De hecho, se acordaba perfectamente de la conversación. Con esto quiero decir que ellos lo absorben todo y eso al cabo del tiempo les queda dentro. No se trata de decirle al niño que lea y ya está, se trata de dejarle que te acompañe a la aventura de los libros, a esos sitios mágicos que son las bibliotecas, las librerías de viejo, las casetas de las ferias del libro y dejarle que lo disfrute a su manera, sin presionarle, sin exigirle, porque la experiencia me dice que poco a poco se dejará contagiar de esa magia. Me acuerdo mucho de la imagen que pusiste sobre los derechos del lector, de hecho, no sé si te dije que la imprimí y la tengo enmarcada por que es muy sabía. Dejemos libertad para que los niños descubran la lectura a su manera, y mientras tanto dejémosles que nos acompañen en nuestra pasión lectora, a su aire, a su ritmo, picoteando entre libros, leyendo a su manera, o solo mirando los dibujos de las ilustraciones. Por que al final tendremos un lector de verdad, uno que vivirá disfrutando de los libros.

Margari dijo...

Pero qué bonita entrada la de hoy! Y sí, si se convierte estos paseos por la librería o por la biblioteca en algo casi cotidiano, aseguro que los niños terminan disfrutando mucho de los libros. Al menos en mi caso es así. Mi pequeñaja desde muy chiquitita está acostumbrada a ir a la biblioteca, a mirar en las librerías... Incluso cuando vamos al centro comercial uno de sus sitios preferidos para visitar es la parte de libros... Aunque últimamente, para qué mentirnos, el stand con el ipad está ganando la partida. Pero es imposible ir con ella y dejarla sin visitar sus libros y sin dejarla echar un vistazo y cotillear, y mirar. Y sabe que muchas veces se va a ir sin nada, pero le da igual. Sabe que ese libro que le ha gustado cualquier otro día cae. Y está deseando que lleguen las vacaciones para poder coger los libros que quiera de la biblioteca grande. Que las visitas las tengo ahora reducidas, para que lea los libros de la biblio del cole. Pero se queja porque no hay tantos libros... Poquito a poquito, se está convirtiendo en una gran lectora. Y espero que esa ilusión siempre la conserve.
Besotes!!!

Meg dijo...

ains, por favor, que qué maravilla de post, qué entrañable y qué buen consejo. Ya sabes que no tengo hijos, pero sí sobrinos, cinco, con los que he sido testigo de lo que dices...Dos de ellos, de 19 y 10 años tienen una alergia severa a los libros, espero que se les cure (hago lo que puedo, pero es realmente difícil llegados al punto en que están). Otros dos de otro de mis hermanos son lo contrario...Y eso que mi hermano lo que lee mayormente son libros de biología, naturaleza etc..va a sitios especializados, el caso es que lo ha ido inculcando, los lleva a la Feria del Libro, a la libreria, aunque sea especializada,porque siempre hay algo para ellos...El caso es que a día de hoy disfrutan mucho de la lectura...

La verdad es que me gustaría recordar con más nitidez cómo empecé yo, pero tengo lagunas...de hecho más de una vez he querido hacer un post. El caso es que mi premio por ser valiente ante el dentista etc...era un libro...En la facultdad disminuyó mi ritmo, pero nunca se perdió...

Uy, vaya parrafada contándote mi vida!!! Bueno, en definitiva, que llevas razón!!!! :-D Un besazo!!!

Offuscatio dijo...

Mis más sinceras felicitaciones por esta magnífica entrada. Aunque por aquí todavía no circulan libros infantiles, recuerdo que siempre me han acompañado en la infancia (supongo que es una de las ventajas de tener una maestra en casa) y adolescencia. Y, ahora, podría decir que se han cambiado los gustos, pero no el hábito.

Carmen Cabrera Cabrera dijo...

Que bonita entrada, estoy totalmente de acuerdo contigo, si queremos que los niños lean y se conviertan en adulto que lean tenemos que inculcarles nosotros el amor por los libros y una forma maravillosa en convirtiendo estas visitas a las librerías y bibliotecas en ocasiones especiales, porque de a poquito que lo intentes lo son, siempre hay algún tesoro en forma de libro por descubrir.
No niego que a ves se me haga cuesta arriba llevar al peque a una librería a echar un ojo, sé que será difícil no salir con alguna nueva adquisición, menos mal que existen las bibliotecas, que si no...

María dijo...

Matilda, qué entrada tan bonita!! Es cierto...de las conversaciones con los niños se aprende muchísimo...y más sí te explican con sus palabras, los libros que más les gustan.
Vivo rodeada de niños en mi trabajo, y algunos les gusta leer más que a otros...están de paso, pero nos dejan mucha huella...son los que más nos impresionan, con sus preguntas, con sus anécdotas, con sus gestos...son maravillosos.
Leyéndote, he recordado momentos de mi infancia con mi madre...por las calles de Madrid, recorriendo librerías...ahora soy yo quien la lleva a ella.
Y no hay que olvidar que también existen las bibliotecas, para quienes no tienen más sitio donde almacenar libros o no pueden adquirir más...las bibliotecas también son maravillosas...quizá en mi caso, las más nuevas, con estilos artitectónicos tan modernos que a una la hacen coger el libro y marcharse...no resultan demasido acogedoras...otras si embargo, son maravillosos remansos de paz.
Aún no he paseado por la Feria del Libro...pero no tardaré mucho en hacerlo.
Un abrazo, Matilda!!

Inmaculada dijo...

Tengo que confesar que cuando voy a una feria del libro, o incluso a una librería buscando algo para mí, siento cierta angustia de verme entre tantos libros y tener que elegir sólo uno, o dos, o tres... Se me llena la lista mental de futuribles y me agobio de veras.
Qué le voy a hacer? soy así de rara...
Estupenda tu entrada.
Saludos.

Dolo..✿*゚ dijo...

Buena entrada :D! Que pasada de librerías!
Te sigo ;)!
Besitos mágicos.

Dolo.
http://itstimetomagic.blogspot.com.es/

mientrasleo dijo...

Una entrada preciosa, como bien dices, digna de una gran lectora.
Este año no he podido escaparme a la Feria de Madrid, y buena rabia de ha dado, ya que contaba con ello por caer en fiesta aquí.
Pero bueno, me acercan vuestras impresiones... o eso me consuela.
Un beso!

Unknown dijo...

Maravillosa entrada sin duda! Me encantan los libros infantiles, al igual que a ti, y siempre sonrío cuando me encuentro a un niño leyendo un Harry Potter en mi ciudad, jejeje.

Yo creo que los niños sí disfrutan los libros, sólo que el problema reside en sus padres: los niños imitan. Un padre no saca nada con decirle al hijo que lea si él no lo hace, por lo que considero que, tal como dices, algo esencial llevar de vez en cuando a los niños a una librería o una biblioteca.

Integrarlos desde pequeños al mundo de las letras formará en ellos, sin dudas, un hábito lector. Y te lo digo porque he sido testigo de ello.

¡Abrazos!

Nat dijo...

Me a encantado la entrada!!! me parece preciosa!
Yo aun no tengo niños, pero es una cosa que siempre la he tenido en mente, que desde bien pequeños los adentraré al mundo de la lectura, yo he cogido esa afición gracias a mi padre (aunque el nunca me ha llevado a ningún sitio) pero siempre lo he visto leyendo y me encantaría que mis hijos (el día que los tenga) tengan la misma afición!
Besotes!!!

Anónimo dijo...

Qué pasada tu blog entero!! He llegado aqui por y-punto, soy otra de las ganadoras del sorteo, y mira por donde me encuentro con tu blog del que pienso hacerme miembro para leerlo con más detenimiento.

Matilda dijo...

Totalmente de cuerdo, Escalpelo querido. Me encanta eso de que tu peque se acordaba del señor tan simpático y tienes toda la razón, la lectura debe llegar de manera natural y sin presiones, como algo agradable y siempre acompañando a los niños y haciendo que disfruten. Por eso, los paseos a la librería son mágicos, se hace algo bonito acompañado de quien más te quiere, para ellos eso es un regalo, ¿no crees?

Oye, todavía tengo sonrisa de tonta por tu post del marcapáginas, de nuevo, un millón de gracias por regalarme esa alegría :)

Un beso muy, muy grande.

Matilda dijo...

Maragari, eso que me cuentas de tu peque me ha recordado a mi padre y a mí, siempre que íbamos a centro comercial paseábamos la sección de libros y como tu niña, yo sabía que no me iba a llevar nada pero me encantaba. Es genial que tengáis esos ratos y que e ella le gusten esas visitas. Tan chica y ¡ya es una gran lectora! Me da mucha alegría, solo los lectores empedernidos sabemos la gran suerte que tenemos de serlo, ¿verdad?

Un abrazo muy grande, guapa.

Matilda dijo...

¡Me encanta que me cuentes, Meg! Yo sé recuerdo la primera noche que mi madre me dejó leer solita en la cama, como una persona mayor,me extrañó pero me hizo mucha ilusión. Supongo que, antes de eso, ya debían gustarme los libros, aunque eso no lo recuerdo, claro.

¿Sabes? Yo creo que los tíos son personas muy importantes en nuestra vida, sobre todo cuando somos pequeños, estoy segura de que tus sobrinos, los que leen y los que no, siempre tendrán los libros asociados a ti y eso es muy bonito y tu ejemplo está ahí, incluso para los alérgicos, jajaja. Tus sobrinos tienen suerte de tener una tía lectora y enrollada como tú ;)

Un abrazo muy grande, guapa.

Matilda dijo...

¡¡Muchas gracias Offuscatio!! ¡Me vais a poner colorada! Jajaja.

Me gusta eso de que han cambiado los gustos pero no el hábito, es algo bonito, ¿verdad?

Como tú, tuve la suerte de crecer en una familia lectora y rodeada de libros, creo que somos unas afortunadas, ¿no te parece?

Un abrazo grande.

Matilda dijo...

Qué razón tienes, Carmen, si nosotros no demostramos amor por los libros no podemos pretender que los niños lo tengan. Ellos imitan a papá y mamá porque confían, si para nosotros un libro es algo especial nuestros niños también lo verán así.

Desde luego, tú estás poniéndole mucho empeño, jeje, ¡tienes los cuentacuentos súper controlados! El peque tiene suerte y estoy segura de que, aunque a veces es un poco pesado, la experiencia vale la pena, ¿no?

Un abrazo muy grande, guapa.

Matilda dijo...

Yo me acordé de ti en mi paseo, María, incluso pensé en contártelo por si podíamos compartir una taza de té, pero mis viajes a Madrid suelen ser caóticos y los planes van surgiendo sobre la marcha.

Me ha emocionado ese recuerdo tuyo, recorriendo las calles de Madrid con tu madre y eso de que ahora tú le "devuelvas el favor", por decirlo de alguna manera, y la lleves a ella descubrir libros. Qué importantes son las madres a la hora de aprender a leer y a amar los libros, ¿verdad?

Deben de ser fascinantes esas charlas que mantienes con los niños en tu trabajo, a veces se nos olvida todo lo que tienen que enseñarnos :)

Un abrazo muy grande, guapa.

Matilda dijo...

Jajaja. ¡A mí también me pasa Inmaculada! A veces no hace falta ni ir a la librería, ¿verdad? Con asomarse a internet ya da agobio.

Me acuerdo que cuando trabajaba en la librería esto era un horror, no dejaban de llegar libros, ¡y yo no podía leerlos todos!

Supongo que los lectores empedernidos tenemos que soportar estos sufrimientos, jajaja.

Un beso muy grande, guapa.

Matilda dijo...

¡Gracias Dolo! Luego me asomo a verte :)

Un abrazo.

Matilda dijo...

Gracias, Mientrasleo. Ya siento que no puedas asomarte este año, por suerte, todos los años se repite y seguro que el próximo no faltas :)

Un abrazo muy grande.

Matilda dijo...

¡Ay, Lector Indiscreto! ¡Qué razón tienes! Pero eso hay padres que no lo entienden, quieren que los niños lean pero ellos "no tienen tiempo", así es imposible enseñarles el lado más divertido de la lectura.

Me hace gracia eso que me dices de Harry Potter, no sé por qué, a mí también me encanta cuando les veo leer este libro, supongo que será porque yo lo disfruté tanto que me gusta que haya niños que aún lo tengan que descubrir.

Un abrazo muy grande.

Matilda dijo...

¿Sabes Nat? Yo tengo la casa llena de cuentos y una de mis excusas es "para mis niños, cuando los tenga". Jaime siempre se ríe y dice que como luego no sena lectores ya no voy a tener excusa para comprarlos, jajaja.

Pero, como tú, quiero que ellos descubran el placer de la lectura y lo disfruten tanto como yo.

Un abrazo grande.

Matilda dijo...

¡Gracias Anónimo! ¿Cuál de las ganadoras eres? Espero que sigamos viéndonos por aquí :)

¡Y enhorabuena por el premio! Qué ilusión, ¿verdad?

Un abrazo.

Nuestras cosas en familia dijo...

Querida Matilda, ¡que entrada más bonita!.
Nosotros fuimos el pasado sábado a la fería del libro con Elena, fue un día muy especial y disfrutamos muchísimo.
Elena vino cargado de libros y emocionada por haber visto a los autores de algunos, y por poder hablar con los libreros sobre ellos. Decía que daba gusto lo simpáticos que eran todos allí.
A nosotros nos encanta disfrutar de las librerías tanto en Madrid como en nuestros viajes. Y es cierto, gastamos mucho dinero en libros para Elena, pero pensamos que es una maravillosa inversión, porque le encanta leer y también escribir cuentos.
Un abrazo muy fuerte.
Pilar

Leo y reseño dijo...

Creo que el mundo estaría mejor si todos los padres fomentaran, en la medida de sus posibilidades, la lectura en sus hijos. La cultura no hace siempre a la gente buena y razonable, pero algunas veces sí y con eso basta.

Matilda dijo...

¡Y qué bonito vuestro comentario, Pilar! Supongo que Elena podría haber sido cualquiera de los peques que yo veía irse feliz con un libro nuevo y que tanta alegría me transmitían. Me encanta la visión que tenéis de este tema y el hecho de que, como viajáis veáis juntos librerías de distintos lugares. Ese es un recuerdo bonito que yo tengo con mis padres y hermanos, Elena está llenándose de recuerdos maravillosos en el mundo de los libros :)

Un abrazo muy grande a los tres.

Matilda dijo...

Bonita reflexión, Leo y reseño, me gusta y estoy de acuerdo contigo. Leer abre ventanas y puertas y eso siempre es bueno.

Oye, trato de seguirte pero blogger no me deja. Volveré a intentarlo.

Un abrazo.

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