Siempre me ha llamado la atención,
cuando un libro lo escriben e ilustran personas diferentes, cómo
consiguen que el resultado tenga una buena unión y que texto e
imagen se complementan.
En este caso, nuestro tercer día de
la semana de Raquel Díaz Reguera me he dado cuenta de una cosa. Es
muy importante que escritor e ilustrador vean la historia de manera
parecida. Quiero decir que, si uno le da mucha gravedad al texto y el
otro hace unos dibujos muy ligeros, por ejemplo, algo no encaja en el
conjunto. Por suerte, el cuento de hoy no es así, el texto, nada más
y nada menos que de Paco Mir, de Tricicle, y los dibujos, de nuestra
querida Raquel, desprenden la misma alegría, el mismo humor, el
mismo positivismo y los mismos simpáticos disparates disparates,
sin duda, una suerte para nosotros que podemos disfrutar de todo eso.
En un pueblo llamado Pueblo, que no
está ni cerca ni lejos sin justo donde tiene que estar los vecinos
se encuentran de repente con un problema tremendo y es que el verano
ha llegado tan caluroso que hasta las nubes tienen que usar sombrilla
para protegerse del sol.
Cuando las cosas empiezan a derretirse
todos se reúnen para buscar una solución y entre ideas
disparatadas, resultados imprevistos y nuevos problemas todos tendrán
algo que decir y mucho que aportar. ¿Resolverán el problema? Tal
vez pero, desde luego, no de la manera que ellos se esperaban.
Os tengo que decir que este cuento me
ha gustado por muchas cosas pero sobre todo porque desde la primera
hasta la última página transmite buen rollo y alegría. Tanto la
historia en sí, escrita de manera simpática y divertida, llena de
situaciones disparatadas y personajes sorprendentes, como las
ilustraciones, arrolladoras y con unos colores que alegran el alma,
nos hacen leer el cuento con alegría, con rapidez y con mucho ritmo.
Un montón de gente que pasa por los
rigores de un verano durísimo y que, en lugar de estar de mal humor,
como me pasa a mí, se presta rauda y veloz a buscar maneras de
cambiar las cosas y no se desanima cuando estas no dan resultado. Ya
veis, un ejemplo claro de compañerismo y optimismo. Yo he aprendido
mucho de esta historia.
Además, esta vez, el álbum presenta
una peculiaridad muy original. Tiene dentro de él un pequeño juego
porque, entre los habitantes de Pueblo hay un gatito travieso que se
pasea por sus páginas deshaciendo un ovillo de lana que se le ha
enganchado al rabo. Está en todas ellas, ¿seréis capaces de
encontrarlo? ¡Yo lo hice!
En fin, una nueva historia que yo creo
que no os podéis perder porque no tiene desperdicio.
¡Ah! Os dejo aquí el banner para el
sorteo de ayer. Perdonad el despiste pero soy un desastre con el
photoshop y necesité la ayuda de Jaime, que ayer no estaba, para que
él lo hiciera bonito.
Vaya, un libro de Paco Mir debe ser muy entretenido ¿no?. Me encanta. Y por cieto, el banner es increíble de bonito, creo que lo voy a dejar para siempre en mi blog, jejeje
ResponderEliminarBesos
Si es que me tientas con todos!!! Me encantan estas ilustraciones. Otro cuento a apuntar. Y el banner es precioso!
ResponderEliminarBesotes!!!
Sigo encantada con las ilustraciones. Me llevo el banner que además es precioso. :)
ResponderEliminarEl libro es precioso todo el igual que el barnner, que como soy malísima de la muerte, no me lo llevo para que no se entere mucha gente del sorteo, a ver si así me toca jijijiji (risa maligana)
ResponderEliminarJajaja, Lu, muchas gracias por tus palabras, me alegro de que te guste el banner.
ResponderEliminarEl libro es estupendo, la verdad.
Un abrazo grande.
¡Gracias Margari! Jaime que es un hacha, jajaja.
ResponderEliminarEste libro es estupendo, échale un vistazo si puedes :)
Abrazo inmenso.
Gracias Escalpelo literario.
ResponderEliminarSon unas ilustraciones que enganchan, ¿verdad?
Un abrazo muy grande.
Jajaja, Carmen, eso pienso yo cada vez que veo un sorteo pero luego, ¡quedan tan bonitos en los blogs!
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, guapa.