miércoles, 25 de mayo de 2011

Humildes consejos y cavilaciones de una lectora voraz.

2. Un libro, ¿un juguete?
             Aún a riesgo de que algunos penséis que estoy loca, he querido continuar mi sección de humildes consejos hablando de algo que puede parecer tonto pero que será decisivo a la hora de crear una relación entre los libros y los niños.
              Vuelvo a mis días de librera y a un comentario que a mí siempre me chirriaba, “ese no se lo llevo que lo va a romper y es una pena porque es precioso”. Hay un millón de libros que se quedaron en las estanterías por culpa de esta frase: álbumes ilustrados, cuentos desplegables, libros de divulgación con ventanitas y actividades… y yo pensaba para mí, “pero si se rompe es porque lo usan, ¿no?”.
                Y es que, ¿para qué queremos un libro si lo guardamos en la estantería como oro en paño y no lo podemos trastear?  Los desplegables o los libros con ventanitas son para jugar con ellos, por mucho que a los mayores nos parezcan una maravilla y nos de pena que se les doblen las puntas. Es más, si partimos de la base de que los libros tienen una función muy clara con respecto a los niños que es la de entretenerles y divertirles, casi cualquier libro es para jugar.

               Y ahora que ya he sentado cátedra os explico mi postura.
                Siempre he hablado de que los libros deben formar parte de la vida del niño como un elemento de entretenimiento más (hablaremos un día de la didáctica de los libros) y como tal, lo ideal es que estén al alcance de los peques igual que todos sus juguetes. Puede ser que se conviertan en túneles para los coches, en cabañas para los muñecos o en cuevas en las que vivan terribles dragones, es posible, incluso, que los más pequeños los usen para colorear y casi seguro, muchos se estropearan igual que se estropean todos los demás juguetes. El cuento que se lleven a la cama a la hora de dormir puede acabar inundado de agua porque bebían medio dormidos o lleno de mermelada porque, aunque “en la mesa no se lee”, si pueden,  lo van a intentar. Mi opinión es que no pasa nada, un libro sucio o estropeado es un libro con vida y no debemos olvidar que los niños son niños. No estoy defendiendo el vandalismo literario, no me malinterpretéis, las cosas hay que cuidarlas y creo que casi cualquier madre o padre hará hincapié en esto pero si un libro o un juguete se queda guardado porque es muy bonito y así no se estropea no está cumpliendo su función y va aportar muy poco a nuestro niño.


                Por otro lado, creo que, casi cualquier buen lector, valora que un libro tenga cosas que nos devuelvan al tiempo en que lo compramos o lo leímos. Yo, por ejemplo, enseguida escribo mi nombre, la fecha, el lugar donde llegó a mí y a veces, algún detalle del momento. Me encanta encontrar en libros que hace años que no miro anotaciones, papelitos entre sus hojas, flores secas o lo que se me ocurriera guardar en el momento. Tengo un cuento en que, cada vez que lo leía, ponía mi nombre, ahora sé que volví a perderme en él por lo menos 9 veces cuando era una niña y sé que libros han viajado en mi mochila o en mi bolso porque siempre se les doblan las esquinas, por mucho cuidado que yo tenga.


                Por eso me da mucha pena cuando veo a un peque mirar un desplegable que no se podrá llevar a casa porque se estropea o un libro lleno de ventanitas, relieves, polvos mágicos o escamas de dragón como si fuera de cristal. Para mí, un libro es un compañero no un objeto de culto (salvo casos muy concretos, ojo), os aseguro que, como loca de los libros que soy quiero, valoro y admiro cada uno que cae en mis manos, pero no me gustan menos si no están impecables.
                Y sí, yo creo que un libro es un juguete más, con otras características y con una alcance muchísimo mayor pero está ahí, fundamentalmente, para que el niño lo pase bien, ya tendrá tiempo de descubrir todas las demás cosas que pueden aportar. Y si por jugar con el libro de ventanitas este se rompió, seguro que cuando tenga 30 años lo recordará porque le proporcionó momentos maravillosos y le animó a buscar más libros con los que pasarlo bien.

               
                Hasta aquí mi segundo humilde consejo, espero que no penséis que estoy mal de la cabeza pero es que creo que a veces nos olvidamos de vivir por miedo a que todo se rompa.



              No os lo había contado porque no me ha dado tiempo pero, ¿sabéis?, Acento, una empresa dedicada a dar apoyo a los ciclos de educación infantil, ha incluido esta sección en las publicaciones mensuales de su revista, ¿qué os parece? Yo estoy encantada :)

             Una vez más me tengo que disculpar por no ir a veros y por desaparecer tanto, no os digo que ya voy organizando mi tiempo porque os lo digo siempre y luego me lío igual. Lo que si me gustaría deciros es que tengo muchas ganas de recuperar mi ritmo y volver a leeros todos los días, como antes, echo de menos mis paseos tranquilos a los blogs amigos. Aunque paso y os leo siempre lo hago corriendo.
            Como siempre, un millón de gracias por la compañía y el apoyo.
             Un abrazo grande a todos y nos leemos.


martes, 3 de mayo de 2011

El pirata Garrapata. Juan Muñoz Martín.

          La recomendación de hoy viene de la mano de mi hermana Blanca que no entiende cómo estoy tardando tanto en hablar de este libro. Tiene toda la razón del mundo. Hace mucho que debería haber hecho esta reseña porque esta es una lectura de las que no puede faltar en cualquier librería infantil que se precie.

        “Garrapata era un hombre feroz y barrigudo que tenía una pata de palo y un garfio de acero en vez de mano. Era el terror de Londres. Tenía la nariz gorda y colorada como una berenjena y la cara picada de viruelas. Le faltaba media oreja y llevaba un parche negro para taparse un ojo de cristal. Por lo demás, no era demasiado feo”.
                Recuerdo que mis hermanos y yo, solo con que nos leyeran esto, el principio, ya nos partíamos de risa, “¿cómo que no era demasiado feo?, jajaja”. Y es que si hay un libro que en mi casa se haya leído hasta la saciedad es este. Juntos o por separado lo leíamos y releíamos y si conseguíamos que algún mayor nos lo leyera nos volvíamos a morir de risa con cada golpe que ya conocíamos y esperábamos impacientes.
                Ahora lo pienso y supongo que mis tíos o mis padres debían de estar hasta el moño del pirata Garrapata y de las lecturas en voz alta pero nos gustaba tanto que no ponían pegas en leérnoslo oooootra vez.




                  Ya os habréis dado cuento de que no os estoy hablando de una de las últimas novedades del mundo editorial, su autor, Juan Muñoz Martín, ganó el Premio “El Barco de Vapor” justo el año en que yo nací, 1979 y antes, en 1966, ya había ganado el Premio Doncel de Cuento Infantil. Un clásico vaya, de esos que no pasan de moda y que aún hoy, Blanca y yo releemos y al que Rafa y Pedro, mis dos hermanos, recuerdan con cariño.
                ¿Y qué os puedo contar sobre él? Bueno, es una historia de piratas al más puro estilo de las películas, con todos los peligros del mar habidos y por haber, con enemigos sumamente temibles y hasta con una chica guapa y fina que volverá loco a nuestro querido pirata, ¡lo tiene todo!
                Pero la tripulación del pirata Garrapata no es como todas las cuadrillas de piratas que conocemos. No, ellos son especiales, personajes disparatados que provocarán situaciones aún más disparatadas, terribles villanos que en el fondo son tan tiernos como un cachorrito, malvados que son, en realidad, más buenos que el pan. Todos ellos, empezando por el  capitán Garrapata nos van a robar el corazón en cuanto nos subamos a bordo de “El Salmonete”, su barco, en el que ondea un terrible bandera, teñida con tinta de calamar y en la que podemos ver una horrible calavera con los dientes larguísimos pintada con tiza.




                ¿Necesitáis más para lanzaros a esta aventura? Seguramente muchos ya los conocéis, los que no, de verdad, no lo dejéis pasar, no conozco ningún niño que no se haya reído y haya disfrutado con este libro. A partir de 9 años, según El Barco de Vapor, se lee con muchísima facilidad, tiene un lenguaje sencillo, un ritmo muy ágil, aventuras  y humor, mucho humor.
                Os recomiendo muchos libros pero, por si os sirve de algo, esta es una de las estrellas de mi colección, lleva conmigo desde que era muy pequeña y está muy viejito pero desde luego, no recuerdo muchos a los que tenga tanto cariño.